COVID 19. VACUNAS EXPERIMENTALES

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Inteligencia Política y Estratégica


1.      No, no es un invento conspirativo. Las vacunas que se están aplicando masivamente en nuestros países son experimentales. Este hecho tiene por sí mismo consecuencias fundamentales, sobre las que es importante reflexionar.

2.      Evidentemente, no nos estamos refiriendo al concepto administrativo según el cual las vacunas dejan de ser experimentales en el momento en el que se autoriza su utilización generalizada en la población.

3.      El que estas vacunas son experimentales significa que, por razones de emergencia, se están aplicando a la población sin cubrir las etapas de chequeo y contraste que normalmente se hubieran exigido. Esto no es algo en discusión. Lo admite expresamente la propia Organización Mundial de la Salud.

4.      Sin embargo, dentro de este carácter “experimental” hay que destacar la especial relevancia de este carácter en el caso de las vacunas contra el COVID 19 basadas en la técnica del ARN-m (ARN “mensajero”). Se trata de una tecnología en sí misma experimental y aplicada ahora en humanos por primera vez.

Veamos lo que dice al respecto la OMS:

“El método del ácido nucleico es una nueva técnica para desarrollar vacunas. Antes de que comenzara la pandemia de COVID-19 ninguna vacuna de este tipo había superado todo el proceso de autorización para poder utilizarse en seres humanos, … Debido a la pandemia, la investigación en este ámbito ha avanzado muy rápidamente y se ha otorgado autorización de uso urgente a algunas vacunas de ARNm contra la COVID-19, lo que significa que ya se pueden administrar a las personas y no solamente en el marco de la realización de ensayos clínicos”[1].

5.      Más claro, agua. Lo dice la propia OMS. ¿Cuáles son estas vacunas especialmente experimentales? Pues las que conocemos como Pfizer y Moderna. No lo son las restantes: Janssen, Sputnik V, AstraZeneca, Sinovac, etc.

6.      El carácter experimental de estas vacunas es, en sí mismo, especialmente relevante y merece un comentario detenido.

7.      Por un lado, si tenemos en cuenta que consideramos que en nuestros países ha habido una “sobrerreacción” ante esta epidemia, probablemente tendremos que considerar que también es una reacción exagerada la distribución masiva de vacunas que no han superado la fase de experimentación y contraste. De cualquier forma, la reflexión nos llevará posiblemente a las razones geopolíticas que han llevado a nuestros gobiernos a adoptar tres medidas extraordinarias básicas:

A)     La autorización de la utilización masiva de nuevas vacunas aún en fase experimental (especialmente en el caso de Pfizer y Moderna, que son “especialmente experimentales”).

B)     El destino de ingentes cantidades de recursos para financiar a las empresas farmacéuticas la producción de estas vacunas.

C)     La extraordinaria y sorprendente aceptación por nuestros gobiernos de liberar a estas empresas de cualquier responsabilidad por ineficacia o efectos secundarios que la utilización de estas vacunas pudiera generar.

8.      Todo parece indicar que detrás de estos extraordinarios movimientos latía la dimensión e impacto de la epidemia en sí misma y también, fundamentalmente, la obsesión por evitar a toda costa que la vacuna rusa Sputnik V fuese masivamente utilizada en los países occidentales. Ya explicaremos en otro documento por qué Sputnik V pudo adelantarse a las demás y las décadas de investigación y desarrollo previos que lo hicieron posible.

9.      Por otro lado, la constatación del carácter experimental de estas vacunas legitima la prudencia y la desconfianza frente a ellas de nuestros ciudadanos. Y debería también justificar la de nuestros responsables políticos. La posición obsesivamente oficialista adoptada al respecto por “nuestros” medios es ridícula y absolutamente carente de rigor.

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