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1. El
primer objetivo de este proyecto es dar a conocer y mentalizar a los agentes
públicos y al conjunto de la sociedad española sobre la relevancia y dimensión
de los modelos de participación de los trabajadores en las grandes empresas
implantados en Alemania y en una buena parte de la Europa Continental –que
agrupamos en la denominación de “cogestión”-, así como de la relevancia y el
impacto de estos modelos a efectos de las relaciones laborales, el
enraizamiento empresarial o la vinculación de las empresas con la actividad
productiva y con los objetivos de las políticas públicas en general.
2. El
segundo objetivo es aportar ideas, referencias y buenas prácticas de interés a
efectos de que agentes sociales, económicos y, sobre todo, agentes públicos,
puedan posicionarse estratégicamente para, en su caso, visualizar estrategias
de largo plazo que puedan permitir una asimilación natural de estos modelos por
parte de la sociedad y de las empresas españolas. En particular, se elaborarán
uno o varios Modelos de Intervención destinados a facilitar a los agentes
públicos su posicionamiento y el impulso de la participación de los
trabajadores en las grandes empresas.
3. Las
políticas de gobierno corporativo pueden también llegar a ser parte integrante
y significativa del modelo de desarrollo. En particular, si tenemos en cuenta
instrumentos de regulación del gobierno corporativo con impacto estratégico en
el comportamiento socioeconómico de la empresa, como puede ser el caso de la
participación necesaria de los trabajadores en las grandes empresas a través
del modelo de cogestión en Europa o el caso de los comités del Partido
Comunista en grandes empresas chinas.
4. En
particular, la realidad del peso y la extensión del sistema de cogestión en
países clave de Europa Central (Alemania fundamentalmente) obliga a plantearse
al menos las posibilidades de extensión de este modelo a España y, de esta
forma, configurar quizás al sistema de cogestión como una de las piezas a
impulsar a efectos de la definición del futuro modelo de desarrollo español.
5. Es
sorprendente lo escasamente conocido que es el modelo de cogestión empresarial
fuera de Alemania y de los países más directamente implicados en el mismo. Se
trata de un modelo de participación de los trabajadores basado en la obligación
legal de las grandes empresas de reservar una participación cualificada a
trabajadores y sindicatos en los órganos de supervisión/vigilancia, hasta un
50% en el caso de las empresas con más de 2.000 trabajadores en Alemania.
6. Distintos
análisis demuestran el impacto positivo de este modelo en el compromiso social,
laboral y territorial de las grandes empresas. Todo parece indicar que el
modelo de cogestión ha sido fundamental a la hora de vincular a la gran empresa
alemana con las actividades productivas y protegerla de los procesos de
financiarización a los que se han visto arrastradas las empresas de los países
anglosajones. La presencia cualificada de los trabajadores impulsa también la
perspectiva de largo plazo en las estrategias empresariales.
7. Aunque
sus raíces son anteriores, el modelo fue consolidado en Alemania tras la
Segunda Guerra Mundial, fundamentalmente por razones políticas. La experiencia
del protagonismo de las grandes empresas alemanas en el impulso y consolidación
del nazismo aconsejaba introducir elementos de limitación del poder de los
grandes empresarios y, sobre todo, de su influencia social y política (DU
PLESSIS & SANDROCK, 2005).
8. Este
contexto es el que nos lleva a considerar la importancia que el modelo de cogestión
puede tener a la hora de definir el futuro social y económico de España. Los
conceptos indicados pueden ser la base para atribuir al sistema de cogestión un
importante papel en el modelo de desarrollo (ADDISON, 2009).
9. Por
un lado, el objetivo de defender la vinculación con la actividad productiva y
la inversión tiene por sí mismo una relevancia extraordinaria (HEATHFIELD,
1977). Por otro lado, el papel de control antioligárquico del modelo de
cogestión es una referencia de primer orden para hacer frente a uno de los
fundamentales problemas estructurales de la economía europea y occidental.
10. Es
cierto que este papel del modelo de cogestión puede ser también desarrollado a
través de las participaciones públicas. De hecho, éste modelo es sistemáticamente
utilizado en los países emergentes para asegurar el sometimiento de a la gran
empresa a los intereses generales. Pero también es cierto que no es el único
instrumento y que los propios países emergentes utilizan participaciones
minoritarias, representaciones sindicales/políticas y otro tipo de influencias
directas o indirectas.
11. Por
otro lado, la desconfianza hacia el modelo de empresa pública es general en
Europa, mientras que el modelo de cogestión es aceptado socialmente de forma
también generalizada. Esto hace que, desde una perspectiva práctica, la
extensión del modelo de cogestión sea un objetivo más fácilmente alcanzable,
sin perjuicio de que su función en el modelo de desarrollo pueda ser
complementaria con respecto a otro tipo de empresas participativas o de
economía social o con respecto a las participaciones públicas minoritarias.
12. En
definitiva, parece lógico considerar la posible extensión de un modelo de
cogestión similar al alemán como una de las propuestas a plantear cara al
futuro de España. Por supuesto, la concreción de esta propuesta requiere un
análisis preciso y detenido que tenga en cuenta las necesarias adaptaciones del
modelo alemán para su implantación en la distinta cultura jurídica, social y
empresarial de España. Y una importantísima dosis de realismo y adecuación en
el tiempo, teniendo en cuenta la complejidad del reto planteado.
13. Por
otro lado, análisis realizados en años anteriores por EKAI Group permitieron
visualizar la relevancia que los modelos de participación de los trabajadores
en las grandes empresas tienen hoy en día en Alemania y en los distintos países
de la Europa continental desde distintos ámbitos de las políticas públicas. A
la vez, hemos podido constatar el interés que estos modelos de participación
pueden tener para las empresas medianas y grandes en España, fundamentalmente
desde una perspectiva de enraizamiento empresarial, participación de los
trabajadores y alineamiento de políticas empresariales con el interés general
del territorio.
14. En
los análisis realizados a partir del contexto de nuestras grandes empresas,
visualizamos con claridad la dificultad de avanzar seriamente a la hora de
impulsar modelos de participación sin un posicionamiento claro de las políticas
públicas. Y, a la vez, constatamos la importancia que los modelos de
participación de los trabajadores tienen para el desarrollo de distintas
políticas públicas, política industrial y políticas de desarrollo
socioeconómico en términos generales.
15. Lo
cierto es que distintos modelos participativos -el modelo de cogestión en
especial- se han desarrollado de forma sistemática en las grandes empresas de
Europa continental, basándose con frecuencia en disposiciones normativas que
han ido introduciendo de forma obligatoria este modelo en distintas empresas.
Evidentemente, sabemos que la introducción obligatoria –aunque sea progresiva-
de estos modelos en España no es una opción en este momento realista. Sin
embargo, si creemos que es importante una reflexión estratégica que ayude a los
agentes públicos, pero también al conjunto de la sociedad española y a los
agentes sociales y económicos a irse posicionando de forma progresiva frente a
la importancia que los modelos participativos en las grandes empresas-y en
especial el modelo de cogestión- pueden tener a largo plazo para nuestro futuro
económico y social. A la vez, es importante también detectar posibles vías de
avance a través de distintas actuaciones públicas que no tengan carácter
obligatorio.
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