Participación en la Empresa NECESIDAD DE NORMAS

Participación en la Empresa

NECESIDAD DE NORMAS

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1.     La participación de los trabajadores en la empresa no avanza a través de palabras ni de declaraciones formales sistemáticamente adulatorias del concepto de participación. Avanza a través de disposiciones normativas.

2.     Nuestra propia experiencia y la del conjunto de los países europeos nos revela que son las normas las que consiguen cambios significativos en el comportamiento y funcionamiento de las empresas en el ámbito de la participación empresarial. Y sólo las normas.

3.     Por mucho que algunos defensores de las doctrinas de responsabilidad social de la empresa parezcan plantear lo contrario, la realidad demuestra una y otra vez que las empresas no se mueven por sí mismas de forma significativa con respecto a los intereses de sus accionistas. Y esto es lo que sucede también en el ámbito de la participación. Las apelaciones a los efectos positivos de la participación en la gestión y en la eficiencia empresarial, o en la mejora de las relaciones entre capital y trabajo en el seno de la empresa, no consiguen generar en la práctica ningún cambio significativo en el comportamiento empresarial.

4.     El comportamiento o la pasividad empresarial en el ámbito de la participación de los trabajadores sólo se modifica cuando actúan las normativas del Estado. Puede tratarse de normas imperativas o de normas reguladoras de incentivos.

5.     Las normas imperativas han demostrado ser imprescindibles para establecer mecanismos de cogestión (participación de los trabajadores en los órganos de administración) o instrumentos de participación en beneficios.

6.     Por el contrario, las normas de incentivos han tenido un significativo impacto en el ámbito del acceso de los trabajadores a la propiedad del capital de las grandes empresas. Estas normas de incentivos fiscales o de seguridad social han facilitado que las grandes empresas se muevan por sí mismas en el impulso de este tipo de planes que, dentro de sus limitados objetivos, han tenido un nivel de éxito significativo. Estos incentivos han animado a los trabajadores a adquirir de forma individual o colectiva acciones de su empresa de forma sistemática, llegando con frecuencia a cuotas del 1, 2 o 3% del capital de la empresa o grupo correspondiente. En otro documento examinamos las ventajas y limitaciones de estos sistemas de adquisición de acciones.

7.     Estas reflexiones básicas son esenciales para abordar con seriedad políticas de impulso de la participación de los trabajadores en la empresa. Desde el primer momento de lanzamiento de los análisis y las estrategias correspondientes, los agentes políticos deben plantearse qué tipo de cambio pretenden conseguir o, al menos, pretenden plantear a la sociedad y a los poderes ejecutivo y legislativo. Si no se adopta esta perspectiva desde el primer momento y las iniciativas se abordan sobre bases genéricas de apoyo o impulso a la participación de los trabajadores en la empresa, el riesgo de fracaso de la iniciativa es demasiado alto.

8.     Un fracaso que puede hacerse efectivo, en primer lugar, porque en el desarrollo de la iniciativa nos encontremos de pronto con obstáculos institucionales para los que no nos habíamos preparado. Pero también porque, al esquivar este tipo de obstáculos, las disposiciones finalmente propuestas o aprobadas carezcan de relevancia práctica por ser meramente declarativas o no incidir suficientemente en los cambios normativos necesarios.

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