EL EURO DIGITAL EN EL CONTEXTO DEL GRAN REINICIO
TEXTO (PDF): https://yadi.sk/i/SeZNuWdyU3bxSg
1.
El Proyecto
de “Euro Digital”[1]
-como los distintos proyectos de lo que se están denominando incorrectamente “monedas
digitales emitidas por bancos centrales” (“BCDCs”)- ha venido a coincidir en el
tiempo con la pandemia COVID-19 y con el proyecto “Gran Reinicio” y esto ha
hecho despertar enseguida la inquietud con respecto al riesgo de que ambos
proyectos estén de alguna forma relacionados.
2.
El euro ya es
una moneda digital prácticamente en su totalidad. Este nuevo “euro digital”, en
realidad, plantea como novedad fundamental el de tratarse de euros en cuya
gestión se suprime –o se puede suprimir- el papel de la banca comercial como
intermediaria. Es decir, el euro digital debería permitir que empresas y
ciudadanos europeos utilicen euros sin necesidad de que estén soportados por depósitos
en los bancos comerciales o mantengan una cuenta en euros en el propio banco
central. Es natural, por lo tanto, que la banca privada mantenga algunas
reticencias al respecto[2].
3.
Por un lado,
no hay que descartar que Europa se haya visto obligada a poner en marcha este
proyecto ante el riesgo de que los avances en esta dirección de países con
monedas con mayor base real, como China o Rusia, generen una huida de capitales
hacia las nuevas monedas digitales de estos países.
4.
El problema
de fondo es el enorme riesgo acumulado por la banca comercial europea. Ciudadanos
y empresas mantenemos nuestros depósitos en estos bancos sencillamente porque
no tenemos otra alternativa. En el momento en que dispongamos de la posibilidad
de realizar depósitos y gestionar cuentas que consideremos realmente “seguras”,
la huida de depósitos bancarios será inmediata, ya sea hacia un yuan digital o
hacia un euro digital.
5.
Sin embargo,
los paralelismos entre los proyectos de monedas digitales de bancos centrales y
el proyecto “Going Direct”[3]
propuesto por Blackrock a los bancos centrales en 2019 son evidentes. En ambos
casos se plantea el interés de que los bancos centrales vayan más allá de la
banca comercial para empezar a actuar de forma directa en la economía de forma
masiva.
6.
En principio,
el euro digital puede configurarse como un mero medio de pago o bien como una
reserva de valor utilizable a través de cuentas gestionadas por el banco
central o por bancos comerciales intermediarios. Los informes iniciales parecen
enfocarse en la primera dirección, lo que es razonable si pensamos en el
impacto político de la posibilidad de que los bancos comerciales vean
cuestionadas sus funciones básicas.
7.
Un euro
digital utilizable para formalizar depósitos por parte de personas físicas y
empresas supone un verdadero reto u oportunidad para el futuro del sistema
financiero. Si realmente se termina abordando el temido proceso de
desapalancamiento financiero con el correspondiente estallido de la burbuja
financiera occidental, la consiguiente reestructuración de la banca comercial
podría muy bien basarse en una amortización –requisa- de los depósitos
bancarios preexistentes y la utilización a partir de ese momento de euros
digitales en depósitos gestionados bajo la titularidad del Banco Central
Europeo.
8.
De cualquier
forma, el euro digital plantea claros retos desde el punto de vista de la
privacidad y la confidencialidad. Por un lado, porque la opción de un euro
utilizable como medio de pago electrónico con condiciones de anonimato
similares a las del dinero físico actual facilitaría notablemente las
transacciones ilegales. Por otro lado, porque un sistema de depósitos en euros
digitales emitidos por el banco central supondría, al contrario, una
concentración de información y de poder desconocida en la historia de la
humanidad. Y no olvidemos que los bancos centrales occidentales, aunque
formalmente sean entidades públicas, están en realidad controlados de forma muy
directa por la oligarquía corporativa.
9.
La inquietud
política ante este proyecto tiene, en buena parte, relación con su coincidencia
temporal con los proyectos europeos de ID Digital –en el que ya se alude a la
posibilidad de su integración con una “billetera” digital- y de gestión de la “huella
personal de carbono”, que podría quizás estar relacionada con el posible
control de los productos y servicios que consumimos y su respectiva cantidad.
10.
Veamos las preocupantes afirmaciones al
respecto de Agustin Carstens, Director General del Banco Internacional de
Pagos:
“Ahora, en
orden al análisis de las CBDCs (monedas digitales de los bancos centrales) en particular
en cuanto a su uso general, tendemos a asimilarlas al dinero físico, pero hay
una enorme diferencia. Por ejemplo, en el dinero físico no sabemos, por
ejemplo, quién está utilizando hoy un billete de 100 dólares, no sabemos quién
está utilizando hoy un billete de 1.000 pesos. Una diferencia clave con las
CBDCs es que el banco central tendrá un control absoluto sobre las normas y
regulaciones que determinarán el uso de esa expresión de deuda del banco
central y también tendremos la tecnología para imponerlo” [4].
11.
A nadie se le escapa el riesgo estratégico que
el control directo por parte de los bancos centrales de los cobros y pagos que
los ciudadanos efectúan puede tener, especialmente en un contexto en el que
confluyen en el tiempo proyectos políticos clave que coinciden en la importancia
de monitorizar digitalmente la actividad privada de los ciudadanos en ámbitos
como:
-
El consumo,
desde la perspectiva de la huella de carbono
-
Los datos
personales (ID Digital)
-
La situación
y comportamiento sanitarios (certificados o pases sanitarios)
“EL FUTURO DE EUROPA. Bases para un nuevo modelo”
Otros documentos de EKAI Center
ENTIDADES COLABORADORAS:
[1] “REPORT ON A DIGITAL EURO”. Banco
Central Europeo. Octubre 2020. https://www.ecb.europa.eu/pub/pdf/other/Report_on_a_digital_euro~4d7268b458.en.pdf
[2] ¿NECESITAMOS UN EURO DIGITAL?.
Santiago Fernández de Lis. BBVA. 17 de diciembre de 2021. https://www.bbva.com/es/opinion/necesitamos-un-euro-digital/
[3] BARTSCH, E. et al. (2019) “Dealing with the next downturn: From unconventional monetary policy to
unprecedented policy coordination”. BlackRock Investment Institute. https://www.blackrock.com/corporate/literature/whitepaper/bii-macro-perspectives-august-2019.pdf