ECONOMÍA CIRCULAR Y FEUDALISMO CORPORATIVO
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1. Cada
vez parece más claro que la economía circular –tal como se está planteando en
Europa- carece de sentido económico. Como casi todas las modas empresariales
impulsadas desde el ámbito académico-corporativo, tiene aportaciones
interesantes desde un punto de vista de eficiencia en la gestión de materias
primas, suministros y residuos, pero ha fracasado totalmente en la medida en
que, al aplicar a estos objetivos la ambiciosa denominación de “economía
circular” se cae en la habitual ideologización de conceptos a la que nos tiene habituados
la Unión Europea.
2. Conceptualmente,
junto a las mejoras de eficiencia indicadas, la aportación de la “economía
circular” no es más que la faceta medioambiental de las corrientes impulsoras
de la responsabilidad social de la empresa. Y, como ellas, tiene unas similares
expectativas de fracaso. Desde el punto de vista de la lógica de la gestión
empresarial, las empresas privadas avanzarán en actuaciones de “economía
circular” que mejoren sus resultados –o que aumenten su poder- y no lo harán
cuando esto no suceda. Más allá de estas limitaciones, se avanzará en la medida
en que los gobiernos establezcan prohibiciones, obligaciones, incentivos o
penalizaciones a las empresas.
3. Desde
un punto de vista de eficiencia social, habrá casos en los que, por ejemplo, la
gestión de residuos se canalice más eficientemente por la propia empresa y
otros en los que sea el Estado el gestor más lógico de esta función, en base
normalmente a economías de escala. La concepción habitual de la economía
circular pasa por encima de las consideraciones básicas de las economías de
escala o de las ventajas de la especialización.
4. Parece
claro que hay actuaciones que las empresas pueden desarrollar en el ámbito de
la economía circular que son interesantes tanto para la empresa como para la
sociedad. Sin embargo, resulta difícil de entender que a estas estrategias se
les otorgue un papel tan destacado en las políticas europeas y con una
perspectiva tan “ideologizada”.
5. La
“ideologización” del concepto de economía circular es, en sí misma, absurda y
sospechosa. ¿Por qué habríamos de redefinir nuestra concepción de la economía
para apostar por un modelo al que denominamos “economía circular” en lugar de,
simplemente, mejorar la gestión de residuos y reciclaje de las empresas? Esta
ideologización está llevando a constantes incoherencias, errores y fracasos de
los proyectos ubicados en el difuso concepto de “economía circular”.
6. En
este momento, nos interesa destacar que el gran interés de las instituciones
internacionales con respecto a la economía circular parece responder a un
objetivo similar al que hemos expuesto con respecto al capitalismo inclusivo: se
considera un instrumento más dentro del objetivo estratégico de transferencia
de funciones desde el estado a las grandes corporaciones.
7. Este
riesgo ya ha sido repetidamente puesto de manifiesto por los analistas. Si las
empresas se hacen cargo de responsabilidades hasta entonces en manos del Estado,
avanzamos en el debilitamiento del Estado y el fortalecimiento,
fundamentalmente, de las grandes corporaciones, ya que son las grandes empresas
las que tienen capacidad –disponiendo de la financiación adecuada- para
gestionar el conjunto del circuito circular de producción – reciclaje - reutilización.
8. Algunos
analistas lo han expresado con claridad:
“Algunas críticas denuncian
la economía circular como ideología disimulada. … Se acusa a la economía
circular de despolitizar las políticas industriales y medioambientales al
tiempo que otorga un papel privilegiado a los mercados y a las empresas. Éstas
son concebidas como fuerzas motrices del cambio social mientras que las autoridades
públicas son reducidas al papel de instigadoras y coordinadoras. … Numerosas
soluciones presentadas como circulares parecen abrir el camino a un creciente
poder de las empresas, incluso a un reforzamiento del capitalismo de vigilancia”[1] .
9. ¿De
qué empresas estamos hablando? De las grandes empresas, por supuesto, que son
las que se están implicando en los proyectos de economía circular.
10. El
circuito lógico es, en este sentido, evidente. Las grandes corporaciones nos
quieren llevar –y muy rápidamente- hacia un régimen de capitalismo corporativo
(o quizás “feudalismo corporativo”), basado en un creciente poder de las
grandes empresas sobre los ciudadanos y sobre el conjunto de la sociedad. Uno
de los instrumentos clave para ello es el traslado progresivo de funciones y
responsabilidades del Estado a estas grandes empresas. El capitalismo inclusivo
y la economía circular parten de similares errores analíticos y caminan, en el
sentido indicado, en la misma dirección.
“EL FUTURO DE EUROPA. Bases para un
nuevo modelo”
Otros documentos de EKAI Center
ENTIDADES COLABORADORAS:
[1] CORVELLEC, H; STOWELL, A.F.; JOHANSSON, N. (2021)
Critiques of the circular economy. Journal
of Industrial Ecology 2021, 1-12
Versión en francés: https://www.economiecirculaire.org/library/h/corvellec-herve-stowell-alison-johansson-nils-2021-critiques-of-the-circular-economy-journal-of-ecological-economics.html