¿ESTAMOS ANTE UNA REVOLUCIÓN FASCISTA?
TEXTO (PDF): https://yadi.sk/i/9akmrgItASTedQ
1.
Parece claro
que hay distintos aspectos de la realidad socio-política actual que parecen
acercarnos al contexto de una revolución de carácter oligárquico, corporativo o
fascista.
2.
Evidentemente,
no se nos escapa que un planteamiento de este tipo, por su significado,
necesita un serio soporte argumental.
3.
Para empezar,
podemos examinar si existen bases objetivas para que la oligarquía corporativa
aborde una estrategia comparable con la iniciada en la segunda y tercera década
del siglo XX.
4.
Veamos. Lo
que denominamos “fascismo” fue en su origen un movimiento autoritario inducido
y soportado por las élites corporativas a partir de los años 20 del siglo XX. Las
razones que llevaron a las grandes corporaciones occidentales a poner en marcha
esta estrategia fueron fundamentalmente tres. Dos de ellas se plantean en los
años 20 y la tercera en los años 30.
5.
Durante los
años 20, las grandes corporaciones desatan el fascismo como un recurso extremo
para hacer frente:
A)
A la amenaza
interna del movimiento obrero revolucionario
B)
A la amenaza
externa del modelo comunista de la Unión Soviética
6.
A partir de
1929, una nueva razón se añade a las anteriores: la crisis de 1929, que
amenazaba con destruir el modelo económico occidental.
7.
El fascismo
era un movimiento “revolucionario” en cuanto que pretendía verdaderos golpes de
estado de carácter político destinados a asegurar el control de la población
por parte de las élites corporativas, la represión del movimiento obrero y, a
partir de los años 30, la destrucción de la Unión Soviética.
8.
Ya hace casi
una década que EKAI Center viene advirtiendo del riesgo de que, ante la
evidencia de la evolución de las circunstancias objetivas, las élites
corporativas se planteen una estrategia similar al fascismo como una forma de
huida hacia adelante con el fin de hacer frente a los retos históricos que a
esta élite se le plantean.
9.
Estas circunstancias
objetivas son:
A)
El fracaso
del modelo neoliberal como estrategia para reactivar la economía occidental y
el cada vez más evidente “callejón sin salida” ante el que este modelo se
encuentra.
B)
La pérdida de
la hegemonía mundial por parte de la élite corporativa, como consecuencia del
ascenso continuado de China y Rusia.
C)
La desafección
de un sector creciente de la población occidental como consecuencia de la
extensión de Internet. Un sector que va escapando progresivamente del control
ideológico que la élite corporativa había conseguido sobre los medios y los
grupos políticos tradicionales (autodenominados como de izquierda, derecha o
centro, pero todo ellos sometidos a las estrategias de la oligarquía
corporativa).
10.
Sobre estas circunstancias objetivas, todas
las alarmas han saltado a partir de la crisis COVID en primavera de 2020. Tras
la sorpresa de los primeros meses, rápidamente empezamos a detectar distintos
posicionamientos de la oligarquía occidental en los que quedaba claro el
entusiasmo con el que la misma estaba acogiendo el contexto socio-económico
creado por la pandemia.
11.
El carácter
inusitado de las medidas restrictivas y el deliberado colapso de la economía
europea resultaban en sí mismos llamativos y alarmantes. Pero fue probablemente
el fenómeno “Gran Reinicio” a mediados de 2020 el que nos enfrentó con claridad
a lo que estaba sucediendo. A través del Proyecto Gran Reinicio, el Foro Económico
Mundial y las élites corporativas manifestaban expresamente su entusiasmo con
una pandemia que les permitía:
A)
Acabar con el
fracasado modelo neoliberal a través de un proceso de voladura controlada y
B)
Poner en
marcha un nuevo modelo económico definido según los intereses de estas élites y
férreamente controlado por ellas.
12.
A la vez, la
pandemia y su continua prórroga están permitiendo a esta élite establecer un férreo
control de los medios de comunicación y sucesivas medidas restrictivas de los
derechos civiles.
13.
Algunas de
estas medidas parecen directamente encaminadas a aislar y castigar –con el
pretexto del proceso de vacunación- precisamente a ese segmento de la población
que, por su falta de confianza en los medios, coincide en buena medida con la
parte de la población cuyo control estaba perdiendo la élite corporativa.
14.
Los expertos venían
estimando que –gracias a Internet- la oligarquía había perdido el control ideológico
de alrededor de un 5%/10% de los ciudadanos europeos y un 30% de los
norteamericanos. Y que, por razones geopolíticas, esta pérdida del control
afectaba también a un 70% de los rusos y un 90% de los chinos. Todo parece
indicar que la guerra abierta por los medios y la clase política contra los “no
vacunados” parece en buena medida enfocada a aislar más o menos a ese segmento
de la población occidental no controlado.
15.
Evidentemente,
los niveles de represión política interna del momento actual no se acercan a
los del fascismo de los años 20 y 30. Aunque actitudes y medidas como las
adoptadas recientemente en países como Austria o Australia resulten alarmantes.
Lógicamente, la élite corporativa tampoco estará probablemente interesada en
llegar a esos niveles si puede controlar la situación con medidas menos
radicales.
16.
De cualquier
forma, ante la evidencia de las razones objetivas de fondo, es esencial que nos
mantengamos alerta al respecto. Aunque los instrumentos de control político de
la población que se utilicen sean distintos o más moderados que los de hace un
siglo, no por ello van a dejar de ser autoritarios o antidemocráticos.
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