El Futuro del Modelo de Desarrollo Europeo COVID-19 Y DESTRUCCIÓN CREATIVA

1.     Recordemos que, junto a la interpretación endógena de la destrucción creativa, basada en la dinámica interempresarial a través de la cual las empresas más eficientes sustituyen a las menos eficientes, la interpretación exógena hace referencia la sustitución entre empresas y sectores de actividad provocada por fenómenos externos a la propia dinámica empresarial.

2.     Estos fenómenos de origen externo podemos clasificarlos entre los de origen “natural” y los de origen “artificial”. Entre los primeros se situarían las catástrofes naturales de tipo atmosférico, geológico o biológico. Entre los segundos las crisis económicas o los conflictos bélicos premeditadamente iniciados con una u otra finalidad. Todos estos fenómenos, si son de una suficiente gravedad, tienen la capacidad de generar desplazamientos y sustituciones de empresas y sectores que potencialmente faciliten avances o saltos cualitativos en el desarrollo económico.

3.     Evidentemente, la cuestión es en qué medida el impacto negativo de la destrucción es o no compensado por el impacto positivo generado en la sustitución de capital y empresas. Los autores discrepan al respecto. Aunque la generalidad de los análisis se ha centrado en el examen del impacto negativo de los desastres naturales sobre la economía, distintos autores han realizado el esfuerzo de contrastar ese impacto con los efectos positivos a través de la “destrucción creativa”. Así, SKIDMORE y TOYA (2002) encontraron una sorprendente relación positiva entre la frecuencia de desastres climáticos y la acumulación de capital humano, la productividad total de los factores (TFP) y el crecimiento del PIB por habitante. OKUYAMA (2003) detectó que la sustitución de los equipos de capital obsoletos provocada por los desastres puede generar una mayor eficiencia productiva en el conjunto de la economía. CUARESMA et al. (2008) encontraron un impacto global positivo de los desastres naturales en los países avanzados y un mayor impacto de los desastres climáticos frente a los geológicos. LOAYZA et al. (2009) detectaron un impacto diferente en función del tipo de desastre y del sector de la economía analizado.

También se han publicado análisis específicos al respecto. SHABNAM (2014) examinó en particular el impacto de las inundaciones, entendiendo que en este tipo de desastre el impacto positivo de la destrucción creativa sobre el PIB por habitante es menor, como consecuencia de que, frente a la gran destrucción de capital, el número de víctimas mortales tiende a ser relativamente bajo.

4.     Éste es probablemente el marco en el que procede analizar la crisis de 2020 desde la perspectiva de la destrucción creativa. En principio, los desastres naturales de tipo biológico (epidemias o pandemias) no parecen fáciles de ubicar en ese contexto. Como indicaba SHABNAM en sentido contrario desde la perspectiva del análisis de las inundaciones, una epidemia o pandemia que produzca un gran número de víctimas mortales puede tender a incidir positivamente sobre el PIB por habitante aunque no se produzca una significativa sustitución de capital o de establecimientos empresariales, precisamente porque la destrucción de capital ha sido relativamente menor.

5.     Sin embargo, el contexto COVID-19 no es exactamente el mismo. La destrucción económica no ha sido generada por la pandemia en sí misma, sino por las medidas sanitarias adoptadas para hacer frente a la misma. Son estas medidas (fundamentalmente los confinamientos y, más adelante, las restricciones derivadas del proceso de vacunación) las que han llevado a la caída del PIB en casi todas las naciones del planeta.

6.     Esta destrucción económica se ha manifestado de forma muy clara en el hundimiento de sectores concretos, como el transporte, el pequeño comercio, la hostelería o los servicios culturales. En estos y otros sectores, el proceso de sustitución de unas empresas por otras ha sido acelerado y continúa en este momento.

7.     Cuando Europa aún no se ha repuesto de la crisis COVID-19, los problemas acumulados en el mercado energético y en los suministros en general, amenazan con dar continuidad a este proceso de destrucción creativa, con consecuencias aún difíciles de evaluar para sectores como el de las energías renovables.

8.     A ello hay que añadir el impulso político dado a los movimientos de “destrucción creativa” por las grandes corporaciones a través del Proyecto Gran Reinicio y la aceleración de políticas de reestructuración sectorial en sectores como el financiero, el educativo o el sanitario. Parece claro que distintas fuerzas políticas y económicas apuntan a gestionar esta crisis de forma proactiva a través del impulso de los mecanismos de destrucción creativa. Recordemos que la acción política puede tener un enorme impacto en este caso, tanto a la hora de permitir o inducir la destrucción económica de empresas y sectores por un lado como, por otro, de ayudar a las empresas y sectores que pueden resultar ganadores en este proceso, ocupando además los espacios abandonados por las unidades productivas desaparecidas o abandonadas.

 

“EL FUTURO DE EUROPA. Bases para un nuevo modelo”
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