SOBRE LAS 30 HORAS SEMANALES
TEXTO (PDF): https://yadi.sk/i/t_08Gu5626t2fA
1.
Durante los últimos
días, varias noticias coincidentes nos han puesto de nuevo sobre la mesa el
reto de la reducción del tiempo de trabajo.
Por un lado, el sindicato LAB, planteando la
reducción de la semana laboral a 30 horas. En la misma línea, el grupo político
Podemos,
también durante los últimos días.
2.
Conceptualmente,
parece un tema claro. EKAI Center ha venido argumentando a favor de esta
reducción desde hace tiempo. Una reducción que debe analizarse desde una
perspectiva de muy largo plazo. Otra cuestión es el momento en el que esta
reducción se pone en marcha y las políticas que en concreto se utilizan para
ello.
3.
El discurso
habitual es conocido y se repitió insistentemente durante los años de
fracasadas movilizaciones a favor de la semana laboral de 35 horas. Aparentemente,
reducir sustancialmente el tiempo de trabajo supone un alto riesgo para la
economía.
4.
Por el
contrario, parece también claro que, a largo plazo, los incrementos de
productividad deberían distribuirse entre mejoras salariales y reducciones del
tiempo de trabajo. La cuestión es cuándo y cómo se producen estas reducciones.
5.
Para EKAI
Center la forma de abordar esta cuestión cambió sustancialmente tras analizar
lo sucedido con el tiempo de trabajo durante los últimos 50 años. Muy
especialmente, al ser conscientes de cómo nos hemos engañado a nosotros mismos
pensando que trabajábamos cada vez menos cuando, en realidad, estábamos
trabajando cada vez más. Y ello como consecuencia de una incorporación masiva pero
mal orientada de la mujer al mercado de trabajo.
6.
Mal orientada
porque, como ya plantearon algunos movimientos feministas en los años 70, esa
incorporación laboral de la mujer debería haber ido acompañada de una paralela,
pero drástica, reducción del tiempo de trabajo (se llegó a plantear entonces
precisamente la semana laboral de 30 horas). El que no se hiciera así tuvo dramáticas
consecuencias para Europa, y también para el País Vasco, por supuesto. Se
incrementó la carga de trabajo en 40 horas semanales por familia, cientos de
millones de mujeres se sumergieron en una situación de esclavitud de 80, 90 ó
100 horas semanales y, lógicamente, se hundió la tasa de natalidad.
7.
Está claro
que esa reducción a 25/35 horas semanales (según el avance productivo de cada
país) era lógica en el contexto de incorporación masiva de la mujer al mercado
de trabajo. La cuestión es que hacerlo ahora es ciertamente más complejo. Cabe
plantearse cómo recuperar el terreno perdido entonces. Por supuesto, dar ahora
el paso hacia esas 30 horas semanales que quizá debió darse en el País Vasco hace
40 años facilitaría resolver rápidamente el problema de la sobrecarga laboral
de las mujeres y encauzar el reto demográfico. La cuestión es: ¿pueden las
empresas soportarlo?
8.
Es evidente que las empresas podían o deberían
haber podido soportar esa reducción del tiempo de trabajo hace 50 ó 40 años, en
la medida en que se compensaba con el incremento de fuerza de trabajo generado
por la incorporación laboral de la mujer. Lamentablemente, no es lo mismo
aprovechar esa circunstancia que reducir el tiempo de trabajo total de la
economía.
9.
De cualquier forma, sí parece que las
situaciones de desempleo estructural podrían ser situaciones oportunas para
avanzar en esta dirección sin que la productividad de la economía se vea drásticamente
afectada.
10.
Como
contraste, el momento actual nos plantea algún interrogante en el que difícilmente
hubiéramos pensado hace un par de años. El contexto de cambio del modelo de
desarrollo basado en la estrategia de “destrucción creativa” apoyada, entre
otros factores, en la destrucción económica generada por el COVID-19, ha sido
claramente propuesto por las grandes corporaciones a través del proyecto “Gran
Reinicio”. Esto nos obliga a ser prudentes con medidas que puedan utilizarse
dentro de una posible estrategia de “decrecimiento” que apalanque ese nuevo
modelo de desarrollo –o de control oligárquico- que proponen las grandes
multinacionales. Precisamente estos días, el
Papa Francisco –uno de los portavoces más directos de la actual oligarquía
corporativa- salía también en apoyo de la “reducción de jornada”. Estamos en un
contexto económico y geopolítico inédito en el que toda prudencia es poca.
Documentos sobre EL FUTURO DEL MODELO DE DESARROLLO VASCO
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