EFECTOS DEL COVID-19 EN CHINA

1.     La pandemia del COVID-19 ha generado una profunda recesión económica y paralelamente unos drásticos cambios en el mercado laboral a nivel global. La organización Internacional del Trabajo (OIT, 2020) estimó que las medidas de distanciamiento social y confinamiento adoptadas sin precedente a nivel mundial, había afectado a casi 2,7 billones de trabajadores para abril de 2020 (81 % de la fuerza de trabajo mundial), con riesgo de pérdida de output y desplazamientos.

2.     El COVID-19 ha acrecentado las desigualdades preexistentes en el mercado laboral, porque ha tenido un impacto desproporcionalmente mayor en los grupos vulnerables, en los cuales predominan las mujeres, inmigrantes, trabajadores de mayor edad y con menor educación. Por ello, conocer mejor los efectos de la crisis del Covid-19 en clave de género será esencial a la hora de diseñar políticas efectivas de asistencia a los colectivos de trabajadores más afectados.

3.     En China, la pandemia ha tenido un profundo impacto en el empleo de trabajadores migrantes. En las últimas tres décadas, la mayor característica de la transformación económica China se ha basado en la migración de mano de obra del entorno rural al entorno urbano. La migración laboral ofrece a los residentes de entornos rurales una manera de escapar de la pobreza de ingresos y de ganar en calidad de vida. En 2017, la población migrante china se cifraba en 244 millones (30 % de los residentes urbanos, según la Oficina Nacional de Estadística de China, 2018).

4.     Sin embargo, los trabajadores migrantes no acceden en igualdad de condiciones a los servicios de protección social y servicios públicos subvencionados tales como las guarderías, escuelas y asistencia sanitaria, y sus empleos se concentran sobre todo en trabajos poco cualificados y poco remunerados como son la industria manufacturera para la exportación, el sector de la construcción, hoteles y catering y servicios domésticos, entre otros.

5.     Todo ello, hace que los trabajadores migrantes sean más vulnerables ante los shocks económicos. De hecho, después de la crisis financiera global del 2008, 23 millones de trabajadores chinos perdieron su trabajo, de los cuales 20 millones eran migrantes rurales, y entre ellos afectó de manera especial a las personas con menor nivel educativo y mayor edad.

6.     Tras la contracción económica derivada de la pandemia del COVID-19, se han reducido considerablemente las oportunidades laborales en el entorno urbano chino, y un estudio empírico llevado a cabo por Yueping, Hantao, Xiao-yuan y Zhili (2021) ha puesto de manifiesto que la probabilidad de que las mujeres volvieran al trabajo remunerado del entorno urbano era menor que la probabilidad de los hombres. Es más, tener niño/a de edad prescolar ha tenido un fuerte impacto negativo en las decisiones de migración y empleo de las mujeres migrantes, a la vez que no ha tenido ningún efecto en las decisiones de los hombres migrantes.

7.     Las crisis económicas y sociales históricamente han tendido a exacerbar la vulnerabilidad de las mujeres a través de la perpetuación de los roles sociales y normas tradicionales de género. En tiempos de desastres naturales, hambrunas, guerras y demás crisis las mujeres adoptan mayores cargas y responsabilidades adicionales, lo que conlleva un impacto negativo mayor en su nivel de bienestar físico y mental.

8.     Durante la pandemia actual, el cierre de los centros educativos y de cuidados, y el confinamiento domiciliario han trasladado la provisión de cuidados y educación del sector remunerado al no remunerado, lo que ha acrecentado la desigualdad en términos de trabajo remunerado y no remunerado y, por ende, en términos de mujeres y hombres.

9.     Hay varios estudios que indican que, en las economías occidentales, en países tales como EEUU, Gran Bretaña o Alemania, durante la pandemia las mujeres han perdido su empleo con mayor probabilidad que los hombres, y que las mujeres ocuparon más tiempo en el cuidado de sus hijas/os y en la educación en el hogar o homeschooling. En esa misma línea, el estudio de Yueping, Hantao, Xiao-yuan y Zhili (2021) realizado en el contexto rural chino demuestra que hay una buena proporción de mujeres que habían migrado a las ciudades a buscar un empleo antes de la pandemia, que tras ella ha vuelto al rol tradicional de ama de casa.

10. Todo ello indica un retroceso en el proceso de reintegración de las mujeres en la fuerza laboral formal china y, por tanto, un retroceso también en los derechos generados de los empleos del sector formal, así como de los ingresos percibidos y asistencia médica y otros servicios derivados. Asimismo, este retroceso tendrá consecuencias en la brecha de las pensiones que perciban en el futuro estas mujeres que han vuelto a los entornos rurales y al empleo informal y no remunerado, perpetuando e incluso acentuando las brechas que ya existían en términos de ingresos y derechos entre las mujeres y los hombres en China.

11. Referencias bibliográficas:

-          Adams-Prassl, Abigail, Teodora Boneva, Marta Golin and Christopher Rauh (2020) “Inequality in the Impact of the Coronavirus Shock: Evidence from Real Time Surveys”, CEPR Discussion Paper No. DPI4665, Centre for Economic Policy Research.

-          Song, Jin, Sicular, Terry, & Gustafsson, Bjorn (2017), Chinas urban gender wage gap: A new direction?, CHCP Working Paper, No. 2017-23, The University of Western Ontario, Centre for Human Capital and Productivity (CHCP), London (Ontario)

-          Yueping, Song, Hantao, Wu, Xiao-yuan, Dong y Zhili, Wang (2021), to Return or Stay? The Gendered Impact of the Covid-19 Pandemic on Migrant Workers in China, Feminist Economics, 27:1-2, 236-253.

-          Zhao, Rui & Zhao, Yaohui (2018), The Gender Pension Gap in China, Feminist Economics, 24:2, 218-239.

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