El Futuro del Modelo de Desarrollo Europeo IMPACTO DE LOS FONDOS DE INVERSIÓN EN LOS MODELOS DE EMPRESA


1.     La expansión de la presencia de los fondos de inversión en las grandes corporaciones europeas y occidentales está teniendo un profundo impacto en la gestión empresarial de las mismas. Un impacto que probablemente apenas hemos empezado a vislumbrar.

2.     Describir las características de este impacto no es sencillo, porque cada modalidad de fondo de inversión –y, en cierta forma, cada fondo o gestora- actúa de forma diferente. Y porque esta forma de actuar evoluciona en el tiempo.

3.     Por un lado, parece evidente que nos encontramos ante una clara confluencia de intereses estratégicos a nivel intersectorial, provocada por la presencia de estos fondos en empresas de distintos sectores. Esto puede describirse como un nuevo paso en la concentración empresarial de Occidente.

4.     Esta concentración es siempre una concentración de capital, pero no siempre directamente relacionada con economías de escala de la actividad empresarial. Estas economías de escala tienden a generarse a través de participaciones de los fondos en distintas corporaciones del mismo sector, pero no en las participaciones intersectoriales.

5.     Por otro lado, se ha explicado que esta concentración de propiedad no sólo es compatible con la diversificación empresarial[1] sino que, al contrario, facilita este tipo de diversificaciones. En la medida en que la influencia de las grandes gestoras o fondos de inversión tiende a sustituir o compensar las participaciones de otros accionistas más directamente implicados en la actividad, se facilitan estilos de gestión propios de los conglomerados multisectoriales gestionados a través de corporaciones de carácter “financiero”, con participaciones frecuentemente minoritarias. En determinadas corporaciones, esta forma de titularidad puede llevar a compatibilizar una concentración limitada en el capital con una amplia diversificación de actividades y desconcentración de capacidad de decisión.

6.     Los fondos de inversión influyen en la gestión de las corporaciones a través de sus derechos como accionistas (y, en ocasiones, como miembros del consejo de administración) de las mismas[2]. Complementariamente, a través de las decisiones de adquisición o venta de acciones, que pueden suponer una gran presión sobre los gestores en determinadas circunstancias.

7.     Algunas modalidades de fondos, cuyas participaciones se relacionan con las proporciones de un determinado índice bursátil, no tienen una gran flexibilidad para gestionar compras y ventas de acciones. Especialmente en estos casos, pero también en otras modalidades de gestoras y fondos de inversión, se utiliza cada vez más frecuentemente la relación institucional y la influencia directa sobre los gestores. Los contactos directos, el envío de comunicaciones, publicaciones o posicionamientos de la respectiva gestora o fondo, etc. se convierten así en instrumentos habituales de influencia de estos fondos en la gestión o en las estrategias de la corporación respectiva.

8.     De cualquier forma, sí es evidente que la expansión de estos fondos supone una atenuación creciente de la competencia y de la competitividad de las corporaciones occidentales. Estas participaciones tienden a facilitar los comportamientos oligopolísticos sin que ello se compense a través de las economías de escala como sucede en la concentración productiva.

9.     En último término, estas participaciones combinadas en distintas corporaciones y sectores pueden generar presiones para que las empresas actúen de forma ocasional o sostenida en contra de sus propios intereses, en la medida en que ello pueda beneficiar a otras empresas participadas por estos fondos o a los intereses estratégicos y políticos de las propias gestoras o fondos de inversión.

10. La importancia creciente de los fondos de inversión como destinatarios del ahorro puede también facilitar una recomposición de las fuentes de financiación de las grandes corporaciones, hacia un menor peso de la financiación crediticia y mayor de la financiación accionarial procedente de fondos de inversión.

11.  En conjunto, es más que dudoso que esta nueva configuración del capital accionarial de las grandes corporaciones europeas y occidentales sea positiva desde el punto de vista de la eficiencia empresarial. Y, por lo tanto, es también dudoso que sea positiva para la economía europea. Eso sí, esta concentración accionarial está facilitando una concentración de poder económico y político que favorece la generación de resultados por parte de un específico sector de la élite corporativa, a costa de otros sectores empresariales con menor influencia.

“EL FUTURO DE EUROPA. Bases para un nuevo modelo”
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