
MÁS O MENOS EMPRESARIOS
TEXTO (PDF): https://yadi.sk/i/Hkg0HqUDQsJq2A
1. Uno de los ámbitos en los que se refleja la falta de complejidad del
análisis económico en el País Vasco es el de la evolución del número de empresarios.
Prescindiendo de cuestiones coyunturales, como puede ser la reducción del número
de empresas a raíz de la crisis COVID-19, nos encontramos habitualmente con una
constante apelación a la necesidad de tener “más empresarios” y a lamentos por
la reducción del número de los mismos.
Estos comentarios chocan frontalmente con la propia apelación de
las organizaciones empresariales a la importancia estratégica de aumentar la dimensión
empresarial media.
2. La cuestión es que, lógicamente, aumentar la dimensión empresarial
media no significa otra cosa que menos empresas y menos empresarios. Es llamativo
que incluso esta conclusión evidente sea evitada de forma sistemáticamente,
simplemente por mantener esa aparente ensoñación de que todos los retos de la economía
se resuelven con “muchos empresarios” que obtengan los mayores beneficios posibles.
3. Ciertamente, estas apelaciones a la necesidad de incrementar la dimensión
empresarial no pueden significar políticas simplemente destinadas a ese objetivo.
Las empresas intentan siempre aumentar su cifra de ventas y, a la vez, contener
–dentro de lo razonable- su dimensión en cuanto a trabajadores y estructura. Las
empresas no incrementan de dimensión porque se les diga que es bueno, sino como
consecuencia de hacer frente a retos que precisen ese incremento de dimensión,
como el avance tecnológico, la internacionalización, etc. Por las mismas
razones, debemos ser conscientes de que, al impulsar el incremento de dimensión
empresarial, estamos expulsando del mercado a muchos empresarios y reduciendo
el número total de los mismos.
4. De cualquier forma, el análisis histórico nos revela con claridad
la evolución constante de la economía de mercado hacia empresas de cada vez
mayor dimensión, lo que constituye la otra cara del proceso de creciente
asalarización de la población: cada vez menos empresas, menos empresarios,
menos autónomos y más asalariados.
5. Tener en cuenta esta realidad es fundamental para superar determinadas
mitificaciones y también para abordar con realismo políticas públicas como el fomento
del emprendizaje o emprendimiento empresarial. Que cada vez haya menos empresas
no significa que el surgimiento de nuevas buenas empresas no sea positivo, pero
las políticas públicas deben ser conscientes del contexto de extraordinaria
dificultad en el que estas incorporaciones se producen. Y los jóvenes a los que
se anima constantemente a crear nuevas empresas deben ser informados con objetividad
del alto riesgo de fracaso y deben ser preparados para su más que probable
reubicación final como trabajadores autónomos o como asalariados.
6. En cada generación se reduce el número de empresarios
aproximadamente en un 30% y esto no es una consecuencia de la “pérdida de espíritu
emprendedor” sino del impacto del avance técnico y tecnológico y de las
ventajas de las economías de escala sobre la estructura empresarial. Al
contrario, es muy posible que esa “pérdida de espíritu emprendedor” sea una
consecuencia de la creciente dificultad objetiva de crear nuevas empresas. Y
esta dificultad está también relacionada con la creciente dimensión media de
las mismas.
Otros Documentos de EKAI Center