El Futuro del Modelo de Desarrollo Europeo INVERSIÓN, INNOVACIÓN Y DINAMISMO SOCIAL


1.     Si intentamos sintetizar los factores clave para la dinamización de la productividad de un territorio, podemos concretarlos en tres: inversión, innovación y dinamismo social e institucional[1].

2.     Si aceptamos que el impulso de la productividad del trabajo es probablemente el reto fundamental de la economía europea, disponer de una referencia suficientemente clara con respecto a las variables clave sobre las que actuar para ello resulta esencial.

3.     Por supuesto, estas variables tienen características muy diferentes desde el punto de vista de las actuaciones de política económica destinadas a impulsarlas. La inversión productiva dispone de indicadores macroeconómicos claros que facilitan el seguimiento e impulso de esta variable. No es tan sencillo con la innovación, aunque se han desarrollado durante los últimos años un conjunto de indicadores (gasto en I+D, patentes registradas, …) que han mejorado sustancialmente las posibilidades de seguimiento. Finalmente, el concepto de dinamismo social e institucional es complejo y sujeto a múltiples interpretaciones y puntos de vista.

4.     En realidad, estas tres variables están claramente interrelacionadas. Es la propia inversión la que acaba transformando el gasto en I+D en innovación en productos y servicios. Por otro lado, cuando las empresas realizan un esfuerzo de inversión productiva, se esfuerzan en aprovechar ese esfuerzo para incorporar en la nueva maquinaria o equipamiento, software, etc. Por supuesto, hay innovaciones de producto o de procesos que no requieren inversiones significativas, pero sí parece claro que, en su conjunto, la inversión es el vehículo fundamental para la transformación de la I+D en innovación.

5.     La relación entre I+D e Innovación es evidente en los modelos de innovación endógena aunque, por supuesto, no lo sea en los de innovación exógena[2]. De ahí que, junto a la inversión, el acceso a los resultados de la I+D conseguidos en territorios no europeos a través del comercio y la inversión internacional sea también de gran importancia. Una importancia que, lógicamente, tenderá a ser progresivamente mayor en la medida en que Europa pierde peso relativo en el mundo como fuente de la I+D.

6.     El comercio internacional es también fuente de incrementos de la productividad a través de procesos de destrucción creativa[3], aunque también puede generar el efecto contrario si empresas de otros territorios - a través del comercio internacional o de inversiones productivas en Europa- consiguen destruir empresas europeas más innovadoras pero menos competitivas por razones de dumping, ventajas relativas coyunturales, poder de mercado, poder político, ayudas externas, etc.

7.     Sobre el concepto de dinamismo social podemos distinguir dos concepciones. Una de ellas apunta a la propensión de un territorio a crear e incorporar avances tecnológicos. Es evidente que esta propensión incide tanto en la innovación como en la inversión. Sin embargo, si mantenemos el dinamismo social como una tercera clave del impulso de la productividad complementaria de las anteriores, debemos utilizar necesariamente un concepto diferente, que interprete el dinamismo social como el conjunto de capacidades que inciden sobre la productividad sin incidir directamente sobre la inversión o la innovación. En conjunto, se trata de cualquier factor con capacidad de incidir en la eficiencia empresarial en términos generales.

“EL FUTURO DE EUROPA. Bases para un nuevo modelo”
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[1] PARIBONI, R.; TRIDICO, P. Structural change, institutions and the dynamics of labor productivity in Europe. Journal of Evolutionary Economics 2020, 30 1275-1300.

[2] PARIBONI, R (2020)

[3] HSIEH, Ch.; KLENOW, P. J.; NATH, I. (2020) A global view of creative destruction. Stanford University