El Futuro del Modelo de Desarrollo Vasco LOS SINDICATOS TAMBIÉN SON EMPRESA


1.      Nuestros responsables políticos no dejan de sorprendernos con afirmaciones que parecen delatar una profunda abstracción neoliberal, con una concepción de la economía y de la empresa que tiene poco que ver con la realidad.

2.      “No hay empleo si no hay empresa” afirman dirigiéndose a los sindicatos vascos, con una afirmación que parece desconocer que la labor sindical es parte integrante de la actividad empresarial, sin la cual viviríamos con salarios de miseria y en un estancamiento económico permanente.

3.      Los sindicatos saben perfectamente que “no hay empleo si no hay empresa”. Como saben también perfectamente que los empresarios no son las empresas, sino sólo una parte de las mismas. Las empresas son construcciones sociales, basadas en los intereses comunes de quienes las componen (trabajadores y empresarios habitualmente) y también en la gestión correcta de sus intereses divergentes y contradictorios, que están también implícitos en la sociedad de capitales.

4.      Quien no entienda que esos intereses contradictorios en la distribución del valor añadido existen en todas las empresas de capitales, no sabe cómo funcionan las empresas.

5.      El problema no es sólo conceptual ni afecta sólo a una injusta infravaloración de la importancia y el interés social del trabajo sindical. Las consecuencias de no entender cómo funcionan realmente las empresas se trasladan al conjunto de la política económica. Como ejemplo de ello, basta citar que, tras afirmar que “no hay empleo sin empresa”, y también dirigiéndose a los sindicatos vascos, se dice que «sólo las empresas innovadoras y competitivas pueden ofrecer estabilidad y calidad en los puestos de trabajo»

6.      Efectivamente, nuestros políticos están en un sorprendente limbo neoliberal. En una economía cuyo nivel tecnológico y productividad se desangran por la deriva empresarial hacia la inversión en puestos de trabajo precarios y de escaso valor añadido, lo que el País Vasco necesita es precisamente mayor fuerza sindical y no menor. Una fuerza sindical que transmita claramente a los empresarios que no pueden seguir por esta vía y que para ganar dinero tienen que invertir, efectivamente, en “empresas innovadoras y competitivas” y no buscar el beneficio fácil en base a mano de obra barata, como llevan tiempo haciendo. El modelo vasco hace agua por todas partes y responsables de ello son las decisiones empresariales y la dejadez política, y no la acción sindical. Los empresarios no quieren saber nada de la inversión productiva y tecnológica porque tienen un amplísimo espacio de inversión en sectores de mano de obra barata y precaria, en los que ganar dinero es tremendamente fácil.

7.      Y todo esto está sucediendo también porque nuestra clase política se limita a alabar obsesivamente todo lo que los empresarios hacen, sea bueno o malo para nuestra economía y nuestra sociedad.

 

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