El Futuro de la Socialdemocracia LA SOCIALDEMOCRACIA ANTE EL COVID-19

1.     En términos generales, los posicionamientos de las fuerzas políticas pueden proceder de diferentes enfoques de las ventajas e inconvenientes de las distintas opciones existentes o bien de una distinta interpretación de la realidad. El caso del COVID-19 presenta una especial problemática precisamente por la confusión existente con respecto a este último punto.

2.     Si a la hora de plantear estrategias políticas el objetivo de la socialdemocracia está claramente enfocado hacia la defensa de los intereses de los trabajadores asalariados, cabe preguntarse cómo debe posicionarse la socialdemocracia ante una realidad tan difícil de interpretar –y con tantas versiones científicas y políticas- como es el COVID-19.

3.     En principio, el posicionamiento conceptual básico parece claro: La socialdemocracia debe buscar la verdad a toda costa. Como repetimos más de una vez en EKAI Center, “la verdad siempre es socialdemócrata”. Por supuesto, nos referimos al análisis socialdemócrata. La práctica política de este movimiento, como la de cualquier otro, tiene condicionantes prácticos evidentes a la hora de ser consecuente con las conclusiones del análisis objetivo de la realidad.

4.     Con esta afirmación nos referimos a que los intereses de los trabajadores asalariados –ahora prácticamente equivalentes a los intereses generales- están directamente vinculados al análisis objetivo de la realidad y a la defensa de este análisis frente a los intereses corporativos, permanentemente volcados en distorsionar la realidad a través de las distintas vías de control de la opinión pública.

5.     La existencia de intereses corporativos detrás del COVID-19 es clara y evidenciada por el propio proyecto “Gran Reinicio” impulsado de forma expresa –y directamente ligada a la pandemia- por las grandes multinacionales occidentales. Esta realidad obliga a la socialdemocracia a ser especialmente cauta y desconfiada frente a las versiones “oficiales”, tanto de la propia pandemia como de las políticas aplicadas para hacer frente a la misma.

6.     Por supuesto, la búsqueda de la verdad es especialmente compleja cuando los propios científicos discrepan entre sí a la hora de interpretar la realidad. La desconfianza nos obliga a un permanente esfuerzo de análisis y contraste, pero tampoco nos permite por ella misma llegar a conclusiones. Las posiciones críticas y las versiones no oficiales son múltiples y discrepantes entre sí. Se discrepa sobre el origen natural o artificial del virus, sobre las posibles responsabilidades políticas en su diseminación, sobre la necesidad o no de las medidas de confinamiento que han hundido la economía europea, sobre la gravedad mayor o menor de la pandemia, sobre el conjunto de las políticas sanitarias aplicadas, sobre si las vacunas son o no seguras o el riesgo asumido con las mismas es excesivo, sobre su efectividad, …

7.     La posición de los medios, férreamente alineados con las tesis oficiales de cada país –y marginando cualquier posición crítica- está siendo un grave problema en sí misma para clarificar la realidad de lo que está sucediendo. Al contrario, se ha constituido en el primer factor desencadenante de todo tipo de especulaciones e interpretaciones alternativas. La gente cree o no en estas versiones alternativas, pero la credibilidad de los medios tradicionales en relación con este proceso está claramente cuestionada.

8.     En cualquier caso, dada la trascendencia del tema y las razones objetivas para la desconfianza, la socialdemocracia debe posicionarse partiendo de la duda metódica e intentar avanzar a partir de la misma.

9.     Las dudas de fondo no sólo se mantienen, sino que aumentan. Cuestiones que parecían cerradas, como el posible origen artificial del virus, han sido reabiertas incluso desde ámbitos gubernamentales. El hundimiento de la economía a través de las medidas de confinamiento se revela de forma cada vez más clara como una actuación innecesaria y desastrosa, por mucho que sea difícil buscar responsabilidades políticas en un contexto de incertidumbre científica y sanitaria como el actual.

10.  Las dudas sobre los posibles efectos adversos de estas vacunas se mantienen en la medida en que no disponemos aún de datos para identificar qué parte de los daños surgidos después de las vacunas han sido producidos “por” las vacunas o se ha tratado de coincidencias. Por si fuera poco, algo que nadie se cuestionaba inicialmente, la eficacia de las vacunas contra el COVID-19, está siendo ahora crecientemente puesto sobre la mesa ante los alarmantes datos de los países más avanzados en el proceso de vacunación.

11.  En definitiva, un entorno ciertamente complejo, que nos obliga a un constante esfuerzo de búsqueda de la verdad, de aceptación de opiniones e informaciones discrepantes, de contraste continuado y/o de rectificación de posibles errores en nuestras posiciones previas. Por supuesto, sin caer en la ingenuidad de olvidar los profundos intereses corporativos que laten detrás de todo este proceso.

El Futuro de la Socialdemocracia

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