
TRAS EL FRACASO DE LOS CONFINAMIENTOS,
¿FRACASO DE LAS VACUNAS?
TEXTO (PDF): https://yadi.sk/i/ic_x1Di8Q-Swhw
1.
Transcurrido
año y medio desde el inicio de la pandemia COVID-19, existen dudas más que
razonables sobre el resultado de las políticas seguidas para hacer frente a la misma.
2.
La estrategia
seguida en 2020, cuyo exponente fundamental fueron los confinamientos masivos, parece
claro que ha sido un rotundo fracaso. Fracaso sanitario, puesto que no consiguió
detener la pandemia, y fracaso socioeconómico, puesto que supuso el hundimiento
de nuestra economía, con consecuencias dramáticas para miles de millones de
trabajadores y de pequeños negocios. Y los países que no han realizado
confinamientos o en los que éstos han sido mínimos –como China, Bielorrusia,
Suecia o Japón- han tenido un impacto sanitario similar al de otros países. Como
ya hemos dicho anteriormente, “hemos destruido nuestra economía para nada”.
3.
La segunda
estrategia clave de las políticas anti COVID-19 ha sido la vacunación masiva. Una
estrategia ya inicialmente dudosa, puesto que vacunar con vacunas “experimentales”
(o “aprobadas por razones de urgencia” si se prefiere) a miles de millones de
personas difícilmente se justificaba ante una epidemia de estas características.
4.
Las vacunas
empezaron a generar efectos secundarios que llevaron, en un primer momento, a
cuestionar la vacuna de AstraZeneca y, posteriormente la Janssen & Janssen
para, finalmente, extenderse de forma similar a las 4 vacunas utilizadas en la
Unión Europea. Pero aquí también el baile de cifras es constante. Las estadísticas
de enfermedades surgidas después de la vacunación son alarmantes, pero no se
acaba de clarificar en qué proporción son efectos secundarios de las vacunas o
coincidencias.
5.
Lo que nadie
parecía cuestionar al comienzo del proceso de vacunación era que las vacunas
funcionarían en base a las expectativas creadas. Esto es, con una eficiencia
cercana al 90% en todas ellas. La sorpresa ha surgido cuando, durante los últimos
meses, al problema de los efectos secundarios, se han unido las crecientes
dudas sobre la eficiencia de estas vacunas. Dudas que llegan a apuntar que, en países
como Israel, la prometida eficiencia de un 90% ha quedado reducida a alrededor
de un 40%. Las hipótesis sobre las razones de este cada vez más grave fracaso son
variadas. En ocasiones se atribuye la responsabilidad de forma específica a la
vacuna de Pfizer, en otras a la falta de funcionamiento de las vacunas frente a
la variante Delta y, finalmente, en otras al mero paso del tiempo.
Algunos expertos apuntan a la similitud de los efectos secundarios
habituales de las vacunas con los efectos habituales del COVID 19, indicando
que es posible que se estén confundiendo ambos efectos. E incluso se indica que
este repentino fracaso se está produciendo especialmente en los países más
avanzados en los procesos de vacunación.
6.
¿Están
fracasando las vacunas? Por supuesto, depende cómo interpretemos el término “fracaso”.
Ciertamente, los datos indicados o los movimientos de los gobiernos de los países
que están liderando el proceso de vacunación hacia una tercera dosis, hacen
temer lo peor.
7.
La clave está
en cómo vayan evolucionando estos datos. Si, frente a un 90% de eficacia
prometida, se confirmaran cifras de un 40% de eficacia para alguna o todas las
vacunas, parece inevitable hablar de fracaso. Esto no significa, por supuesto,
que ese “40%” no sea importante, pero esta pérdida de eficacia en una vacuna de
tipo “experimental” (o “aprobada por razones de urgencia” si se prefiere)
parecería obligarnos a un balance final claramente negativo.
8.
En este
sentido, parece esencial el seguimiento de dos referencias:
A)
Por un lado, la evolución de los
porcentajes de eficacia de las distintas vacunas durante los próximos meses
B)
Por otro lado, la clarificación de
las dudas surgidas sobre en qué medida pueden estar confundiéndose efectos
secundarios de las vacunas con nuevos contagios.
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