El Futuro de la Socialdemocracia 3 AMENAZAS PARA LA ÉLITE CORPORATIVA


1.     Durante los años 90 del siglo XX, la élite corporativa occidental parecía haber conseguido el dominio no sólo de la economía y la sociedad occidentales sino también del mundo en su conjunto. Sin embargo, en sentido contrario, durante las últimas décadas han surgido y se han desarrollado tendencias de fondo crecientemente amenazantes para las corporaciones occidentales.

2.     En síntesis, estas tendencias que amenazan el poder de la oligarquía corporativa occidental son:

a)     El creciente peso económico, político y militar de los países emergentes, y de China y Rusia en particular.

b)     La expansión de Internet como fuente de información y comunicación alternativa

c)      La crisis estructural del modelo de desarrollo neoliberal

3.     China es ya la primera potencia económica mundial si medimos el PIB en paridad de poder adquisitivo. Y Rusia lleva 10 años de ventaja a EEUU en tecnología militar. La conjunción de ambos liderazgos hace imbatible a estos dos países a través de un enfrentamiento directo. China y Rusia, en cuanto modelos sociales alternativos al nuestro, plantean una doble amenaza al sistema corporativo occidental, al dejar claras las ventajas de la autonomía de los gobiernos frente a las grandes empresas y de la definición en base a razones objetivas de interés general del espacio respectivo de la empresa pública y la privada.

4.     Internet ha supuesto el progresivo despegue de una parte significativa de los ciudadanos occidentales con respecto a los medios de comunicación tradicionales, bien controlados por la élite corporativa. Como reacción, esta élite occidental ha intentado a su vez controlar Internet a través de la expansión orientada primero, y la censura progresiva después, de las redes sociales. Sin embargo, estos movimientos corporativos no han podido evitar que entre un 5% y un 10% de la opinión pública europea y entre un 20% y un 30% de la norteamericana haya ya escapado del control de los medios tradicionales. Los medios tradicionales, autodenominados como izquierda, derecha o centro, están dominados de forma cada vez más férrea por los intereses corporativos, pero asisten espantados a la lenta pero progresiva pérdida de confianza de los ciudadanos.

5.     La tercera amenaza que se cierne sobre la élite corporativa occidental es el estancamiento de un sistema económico apoyado en el neoliberalismo. Las grandes corporaciones no saben cómo mantener un sistema económico sin capacidad de desarrollo efectivo, con crecientes desigualdades y creciente sobre-endeudamiento.

6.     Después de haber intentado todas las estrategias de reanimación a través de instrumentos financieros y sucesivas inyecciones de deuda, la oligarquía occidental parece apuntar a la crisis COVID-19 como una oportunidad histórica para rehacer Occidente en función de sus objetivos económicos y políticos. A ello hay que añadir la creciente censura y control en las redes sociales y, por supuesto, la interminable serie de ataques mediáticos contra Rusia y China, revoluciones “naranja”, sanciones y bloqueos, … Nada imprevisible en el contexto de una élite corporativa que se enfrenta a amenazas hasta ahora desconocidas.

7.     La posición de la socialdemocracia en este difícil contexto no parece difícil de definir en términos conceptuales. Por supuesto, la socialdemocracia debe estar en primera línea en la defensa de la libertad de expresión en Internet y del control corporativo de las redes sociales.

8.     Frente a la agresividad de la élite corporativa contra China y Rusia, la socialdemocracia debe clarificar que ésta no es la política que interesa a los asalariados o a los ciudadanos europeos, sino a las grandes corporaciones. El interés de los ciudadanos está no sólo en la convivencia amistosa con estas potencias sino, fundamentalmente, en aprender de las mismas qué están haciendo bien –y qué está Occidente haciendo mal- para que Europa y Estados Unidos vayan aceleradamente perdiendo posiciones en el mundo.

9.     En particular, nos interesa impulsar un nuevo modelo de desarrollo capaz de superar el neoliberalismo y para lo cual podemos aprender de China y Rusia dos cuestiones básicas:

a)     La necesidad de que las grandes empresas se sometan a los gobiernos y no al revés

b)     La necesidad de analizar y definir con objetividad y en base a los intereses generales, qué empresas y gestores deben gestionarse a través de la titularidad privada y cuáles a través de titularidad pública, cooperativa o mixta.

El Futuro de la Socialdemocracia

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