El Futuro del Modelo de Desarrollo Europeo IMPACTO DEL ORIGEN Y DESTINO DEL BENEFICIO

El Futuro del Modelo de Desarrollo Europeo


IMPACTO DEL ORIGEN Y DESTINO DEL BENEFICIO



1.      Si bien parece claro que maximizar el beneficio de las inversiones a medio plazo es el motor fundamental de las empresas de capitales, sería un error entender que la cuantía del beneficio es el único factor determinante al respecto. Desde el punto de vista del modelo de desarrollo, aceptar este análisis un tanto reduccionista significaría que las decisiones básicas de la política económica deberían ser valoradas fundamentalmente en función de si aumentan o reducen el beneficio empresarial. En este tipo de apreciación tienden a coincidir las posiciones liberales por un lado y una buena parte de las marxistas por otro.

2.      Sin embargo, estas posiciones tienen su origen en análisis excesivamente generalizados. Si es cierto que los empresarios en su conjunto invierten y producen más cuando los beneficios son más altos, esto no nos dice ni cómo invierten, ni en qué tipo de actividades, ni qué destino dan a los beneficios obtenidos. Y todo ello pueden ser cuestiones clave para la configuración del modelo.

3.      Si la crisis europea de las últimas décadas estuvo fuertemente entroncada en una crisis de rentabilidad de las inversiones productivas, los empresarios e inversores continuaron buscando rentabilizar sus inversiones en actividades de bajo valor añadido, en inversiones financieras, en especulación inmobiliaria, a través de la deslocalización de actividades o de la importación de mano de obra de bajo coste.

4.      Esta realidad ya nos está indicando, por sí misma, que la mayor o menor facilidad para buscar fuentes de rentabilización alternativas es, lógicamente, una variable significativa en la evolución de las inversiones.

5.      Los gobiernos pueden adoptar medidas para evitar o limitar la fuga de capitales y pueden incentivar o desincentivar los distintos destinos de los recursos de los inversores. Esto no neutralizaría el impacto negativo de un hundimiento radical de las tasas de beneficio en el sector productivo, pero podría retrasar durante muchas décadas el efecto negativo de la caída de las tasas de rentabilidad.

6.      En la práctica, los gobiernos pueden incidir en incentivar o penalizar distintos orígenes del beneficio. Si se limitan a penalizar las fuentes alternativas de inversión los empresarios pueden tender a evitar invertir y sustituir la inversión por ahorro en función de las distintas formas disponibles o incluso, dependiendo del contexto, por un mayor consumo. Esto puede llevar a los gobiernos a penalizar también el ahorro o, alternativamente, incentivar directamente la inversión productiva, ya sea en origen o a través de una menor tributación de los beneficios generados por este tipo de inversiones.

7.      De una forma equivalente, las políticas públicas pueden dar un tratamiento distinto a los destinos del beneficio, incentivando la reinversión productiva del mismo y desincentivando su destino a consumo, ahorro, inversión especulativa, deslocalización, etc.

8.      Este tipo de políticas tienen, lógicamente, un impacto limitado desde un punto de vista histórico. Si se confirmaran las tesis de una parte del marxismo de un inevitable declive continuado a muy largo plazo de las tasas de beneficio, este impacto no podría en último término ser contrarrestado por políticas públicas de incentivo o desincentivo. Pero, incluso en tal caso, podrían mantener viva la inversión productiva durante generaciones.

9.      En último término, nos encontramos también con un problema de economía política. Para que los gobiernos europeos sean capaces de gestionar proactivamente políticas de incentivo y penalización de distintas modalidades de inversión o de ahorro o distintos destinos de los beneficios, sería necesario que los gobiernos fueran suficientemente autónomos con respecto a los intereses particulares de las grandes empresas. Y éste, por sí mismo es probablemente el gran reto de Europa desde la perspectiva de la economía política y también del futuro del modelo de desarrollo.

 

“EL FUTURO DE EUROPA. Bases para un nuevo modelo”

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