1.
EKAI Center no se considera marxista. Pero
tampoco antimarxista. Como analistas, intentamos siempre acercarnos al análisis
objetivo de la realidad y, para ello, mantenernos abiertos a aportaciones de
todo tipo de corrientes.
2.
El análisis de la actualidad del
marxismo nos obliga a diferenciar claramente el Marx como activista político del
Marx economista.
3.
Desde una perspectiva política, contemplando
la realidad de Europa occidental, parece fácil interpretar el marxismo como un
movimiento del pasado. Las fuerzas supuestamente de izquierda de Europa
occidental no sólo no se definen –salvo excepciones- como marxistas, sino que
han ido cayendo una detrás de otra en el ámbito de las estrategias de la élite
corporativa, ubicándose como mucho en el entorno de la “izquierda neoliberal” que
bien podríamos denominar “izquierda corporativa”.
4.
Sin embargo, el interés de Marx como
economista requiere una diferente perspectiva. Aunque habitualmente se
considera a Marx como el gran teórico del socialismo, en realidad sería más
apropiado considerarlo como un gran teórico del capitalismo. El 95 por ciento
de su obra estuvo dedicado no al análisis de un socialismo entonces inexistente
sino al análisis de las leyes del funcionamiento del capitalismo. Y esto lo
hace de especial interés para analistas de todas las tendencias políticas.
5.
Curiosamente, es muy posible que el análisis
económico de Marx no sólo no haya perdido actualidad sino que, al contrario, la
haya ganado. La razón de ello es que más que analizar la realidad concreta de
su entorno, Marx analizó con una extraordinaria profundidad los mecanismos básicos
de un sistema económico –el capitalismo- que entonces se encontraba aún en sus
primeras etapas de desarrollo.
6.
El capitalismo de la época de Marx era aún
un capitalismo incipiente que luchaba por abrirse camino en una sociedad hasta
entonces dominada por las estructuras agrarias neo-feudales o los artesanos
independientes.
7.
En este sentido, la economía actual es
mucho más capitalista que la del siglo XIX. Como entonces previeron marxistas y
socialdemócratas, el desarrollo y la concentración empresarial capitalistas han
ido creando una economía crecientemente concentrada, con empresas cada vez más
grandes, cada vez menos empresas y empresarios autónomos y cada vez más
asalariados.
8.
Si en la época de Marx los asalariados
suponían un 20% o un 30% de la población activa, en el momento actual suponen
el 85% de la población activa en la Unión Europea, con un 10% de autónomos y un
5% de empresarios. Porcentajes que continúan avanzando en la misma dirección,
de tal forma que en las regiones industriales avanzadas los asalariados llegan
a un 92-93% frente a un 2% de empresarios y un 5% de autónomos.
9.
Es fácil encontrar discrepancias entre
el análisis de Marx y el funcionamiento real en una economía con un gran peso
de autónomos o microempresas. Las decisiones del empresario autónomo o del
empresario con unos pocos trabajadores se basan en motivaciones muy distintas
de las del mero inversor financiero. Estos colectivos son a la vez capitalistas
y trabajadores.
10.
Sin embargo, la sociedad europea actual
es cada vez más capitalista. Las decisiones empresariales están cada vez más
basadas en los intereses de meros inversores financieros y menos en las
motivaciones de autónomos y pequeños empresarios implicados en la actividad de
la empresa. Esto nos acerca cada vez más al contexto conceptual que fue
analizado y sistematizado por Marx.
11.
Todo
ello hace a Marx cada vez más interesante desde la perspectiva del análisis
científico y –muy especialmente- de la economía de empresa.
12.
Desde el punto de vista de la
socialdemocracia, la defensa de los intereses generales o de los trabajadores
asalariados nos sitúa en una perspectiva similar. El marxismo, como cualquier
corriente ideológica, es útil en la medida en que realice aportaciones de interés
para el análisis de la realidad. Parece obvio, pero no lo es tanto. La
socialdemocracia, en cuanto defensora de los intereses generales, está
particularmente interesada en perseguir a toda costa el análisis objetivo de la
realidad. Es un posicionamiento esencial con consecuencias estratégicas muy
claras.