1. Los tiempos han cambiado sustancialmente. Como se ha dicho durante
los últimos días, si en los años 80 y 90 la CIA se infiltraba en los medios de
comunicación, compraba periodistas, directores y editores, los medios de
comunicación occidentales –también los nuestros- han terminado en convertirse
por sí mismos en brazos de la propia CIA. O, si se prefiere, de los servicios
de inteligencia anglosajones. En nuestro entorno, “los medios son la CIA”.[1]
Puede parecer exagerado, pero es una forma de expresar la ya total sumisión de
nuestros medios a los intereses y las campañas de la élite corporativa
occidental.
2. Ya no hay oposición ni discrepancias reales sobre los temas
importantes. Sólo una continua escenificación de supuesta “izquierda, derecha o
centro” que, cuanto más se parecen, más necesitan insultarse ante las cámaras
para dejar claro que son distintos. En realidad, el conjunto de nuestros medios
son defensores del neoliberalismo, con versiones de “izquierda, derecha o
centro” y son defensores de las versiones más agresivas del atlantismo. Además
de sumisos portavoces de todas las campañas lanzadas por la oligarquía
corporativa en sus versiones de globalismo, posmofeminismo o posmoecologismo.
3. La oposición, en este momento, está en Internet y en los países
emergentes. También en algunos movimientos sociales y sindicales. El resto no
es más que sumisión ciega –en sus distintas variantes- a los intereses de la
oligarquía corporativa occidental.
4. El origen de este proceso es bien conocido. El avance del
neoliberalismo por un lado y la caída de la Unión Soviética por el otro, que
hicieron desaparecer la necesidad que hasta entonces sentía la élite
corporativa de aceptar la presencia de medios y movimientos políticos
alternativos.
5. A partir de los años 90, las estrategias alternativas se volvieron
cada vez más difíciles de mantener. Hasta hacerse finalmente imposibles o, al
menos, incompatibles con el acceso a los medios y a los gobiernos, el mantenimiento
de la financiación, etc.
6. Europa se deshace social y económicamente sin que nadie se
preocupe de abordar sus retos estratégicos o, mejor dicho, sin que nadie se
atreva a enfrentarse a la oligarquía corporativa responsable del desastre. Los
grupos políticos, sumergidos respectivamente en el “neoliberalismo de derecha”,
“neoliberalismo de izquierda” o “neoliberalismo de centro”, intentan marginar
el debate socioeconómico y dedicarse a “pájaros y flores”. Mejor dicho, a los
“pájaros y flores” que les ordena la élite corporativa en las sucesivas
campañas “posmofeministas” o “posmoecologistas”. Campañas en las que siguen al
pie de la letra las instrucciones de la oligarquía occidental.
7. Grupos políticos y medios de comunicación –sí, también los
“nuestros”- avanzan de la mano en esta enloquecida carrera hacia la nada
intentando disimular como pueden esa asunción del papel de los servicios de
inteligencia internacionales que no es sino sumisión a la oligarquía
corporativa occidental.
8. Los medios tradicionales van aproximándose entre sí cada vez más
mientras su espacio se estrecha al mismo ritmo que Internet se expande.
Analizaremos este fenómeno en otro documento.
Documentos sobre Inteligencia Política y Estratégica
Otros documentos de EKAI Center
[1] “Antes
la CIA se infiltraba en los medios. Ahora los medios son la CIA”. https://www.scoop.co.nz/stories/HL2104/S00073/the-cia-used-to-infiltrate-the-media-now-the-cia-is-the-media.htm