Feminismo Progresista y Feminismo Reaccionario. FEMINISMO Y TIEMPO DE TRABAJO

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Feminismo Progresista y Feminismo Reaccionario

FEMINISMO Y TIEMPO DE TRABAJO

AUDIO:   https://youtu.be/VWIp5bxwigs

TEXTO (PDF):   https://yadi.sk/i/yO6qL_gn1tDJUQ

1.      El feminismo que no sitúa la reducción del tiempo de trabajo como su objetivo central no es, en realidad, feminismo, sino un movimiento al servicio de las grandes corporaciones destinado a manipular los sentimientos y desviar los objetivos propios de las mujeres. Esto es, un movimiento intrínsecamente reaccionario.

2.      En realidad, esto es ni más ni menos lo que puede afirmarse del neo o posmofeminismo dominante en Occidente durante los últimos años. Un movimiento que tiene muy poco que ver con los intereses de las mujeres y todo con los intereses de las grandes corporaciones. Un movimiento que no ha nacido de la sociedad, sino que es el producto de una implacable propaganda de los medios de comunicación al servicio de las grandes empresas. Es decir, de prácticamente todos los medios de comunicación (sí, también de “los nuestros”).

3.      Como veremos, las mujeres tienen objetivamente motivos para quejarse. Y muchos. Muy en particular, el hecho de que durante las últimas generaciones hemos sometido sistemáticamente a las mujeres a semanas de trabajo de 80, 90 y 100 horas para que las empresas pudieran disponer de mano de obra barata de forma masiva. Qué curioso que tanto los movimientos posmofeministas como los medios y los líderes políticos que han creado y alimentado esos movimientos olviden cuidadosamente este tema, como si fuera de segundo orden.

4.      En realidad, el feminismo reaccionario tiene como objetivo fundamental precisamente desviar la atención de las mujeres de sus verdaderos retos. Han pasado años en los que este movimiento se ha dedicado a meras manipulaciones emotivas sin proponer prácticamente nada. Sólo muy recientemente empiezan a apuntar hacia el gran problema: el trabajo doméstico. Pero incluso aquí, siempre evitando cuidadosamente ni siquiera aludir a los intereses corporativos, que son los que en definitiva mantienen este movimiento. Y sin apuntar al fondo del problema es imposible plantear soluciones distintas de la acumulación de frustración y división social.

5.      La incorporación de la mujer al mercado de trabajo debía haberse producido repartiendo la carga de trabajo existente entre hombres y mujeres y no añadiendo –como se hizo- 40 horas semanales a la carga de trabajo ya existente. Si no se hizo así es porque todo el proceso estuvo controlado y dirigido en base al objetivo corporativo de disponer de mano de obra barata y su finalidad tuvo muy poco que ver con el supuesto objetivo de emancipación de la mujer.

6.      Esto ha llevado a una situación de explotación masiva de cientos de millones de mujeres trabajando 80, 90 o 100 horas semanales. Una sobreexplotación con consecuencias drásticas también en el estatus de las mujeres, su presencia social y profesional, etc. Que las mujeres acumulen frustración no es, en absoluto, sorprendente. El objetivo del feminismo reaccionario es, precisamente, asegurar que esta frustración no se proyecta contra los intereses empresariales que la han creado.

7.      No es casualidad que las grandes corporaciones lideren y estén encantadas con este “posmofeminismo”. Como lo están los medios de comunicación al servicio de las mismas y los líderes políticos de nuestro entorno, todos ellos –de hecho- al servicio de las estrategias neoliberales de las grandes corporaciones. El posmofeminismo no es más que una estrategia corporativa más del modelo neoliberal impulsado por las grandes corporaciones. Los grupos políticos que se autodenominan como de izquierda, derecha o centro pero que –en realidad- no son más que neoliberales de izquierda, neoliberales de derecha o neoliberales de centro, es perfectamente natural que también en este ámbito se sometan ciegamente a los intereses corporativos para traicionar una vez más a las mujeres.

 

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