1. Por supuesto, no todo el mundo interpreta el postmodernismo de la
misma forma. Pero lo cierto es que la realidad nos está llevando por una vía
muy similar a lo que predijeron quienes consideraban la filosofía posmoderna
como una plataforma directa hacia el fascismo.
2. El vínculo más directo entre postmodernismo y fascismo es,
probablemente, el cuestionamiento de la razón como instrumento para interpretar
la realidad. Era frecuente que las corrientes postmodernas afirmaran que “la
verdad no existe” o incluso que “la realidad no existe”. Se pretendía de esta
forma llevar al absurdo el reconocimiento de la dificultad de conocer la verdad
y la realidad.
3. El que la realidad y la verdad sean difíciles de conocer y de
interpretar no quiere decir que no existan. El problema del postmodernismo es
que ha impulsado en todo Occidente el desprecio no ya a la verdad sino incluso
a la búsqueda de la verdad.
4. Los críticos del postmodernismo advertían que cuando la humanidad
se introduce en esa dinámica irracional de renunciar a la búsqueda de la verdad
el resultado no es otro que el fascismo. Un fascismo que llega a través del
hecho de que los ciudadanos que renuncian a la interpretación de la verdad
quedan en manos de la interpretación de la misma que le da el poder establecido
que, en nuestra sociedad, son fundamentalmente los medios de comunicación.
5. Lo cierto es que esto es ni más ni menos lo que está sucediendo en
Occidente. Las ideologías que se han sometido al postmodernismo han
progresivamente desaparecido. Nacionalismos, izquierda, derecha, centro, …
todas las corrientes políticas han ido sometiéndose crecientemente a la visión
de la realidad que les transmiten los medios, sometidos todos ellos, de forma
directa o indirecta, a la élite corporativa.
6. Izquierda, derecha y centro siguen insultándose en los medios. Pero
esto no es más que una forma de autoafirmar su papel. Cuanto más se parecen en
la práctica más necesitan insultarse para diferenciarse. Pero todos ellos son,
de hecho, neoliberales con matices marginales que son los que les permiten
mantener la respectiva bandera de izquierda, derecha o centro.
7. La dinámica totalitaria del postmodernismo va absorbiendo de forma
creciente al conjunto de la sociedad occidental. Partidos políticos,
universidades, … hace tiempo que han dejado de pensar y analizar por sí mismos
para seguir todos ellos los mensajes de los medios de comunicación.
8. Finalmente, hace ya unos años, el postmodernismo neoliberal ha
dado el siguiente paso a través de la censura progresiva de todo tipo de
opiniones discrepantes. A la concentración del control de los grandes medios le
ha seguido la censura progresiva en las redes sociales de cada vez más
opiniones discrepantes. Una censura a la que nuestros líderes supuestamente
democráticos no están poniendo la más mínima objeción. Porque, en último término,
se consideran todos ellos parte de ese sistema ideológico controlado por las
grandes corporaciones.
9. Si a las nuevas versiones
del postmodernismo le añadimos la aceleración de los mecanismos de censura y el
proyecto socioeconómico corporativo que ya han denominado como “Gran Reinicio”
o “Gran Reseteo”, tenemos ya todos los componentes del proyecto corporativo
fascista en el que ya estamos sumergiéndonos. Con la gestión política del
COVID-19 nos están demostrando también que pueden gestionar nuestras vidas a
placer y con muy poca resistencia. El postmodernismo ha creado el contexto
cultural adecuado para hacerlo posible.
10. Como EKAI Center ha explicado repetidamente, “la verdad siempre es
progresista” o incluso “la verdad siempre es socialdemócrata”. Precisamente
porque son las grandes corporaciones las interesadas en ocultarla, son los
ciudadanos o los trabajadores asalariados los interesados en pelear a toda
costa por ella.
Otros documentos sobre EL FUTURO DE LA
SOCIALDEMOCRACIA
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