El Futuro del Modelo de Desarrollo Europeo

CLAVES DE LA COMPETITIVIDAD
AUDIO: https://youtu.be/CxBPj31YFfU
TEXTO (PDF): https://yadi.sk/i/jRsehhINJhb2Ow
1.
La
competitividad no es otra cosa que la capacidad de competir eficientemente. La
competitividad de los países se mide por lo que realmente hace su tejido
empresarial para que sus productos y servicios sean mejores en su relación
calidad/precio.
2.
Sin embargo,
existe una significativa tendencia en los análisis económicos a valorar o
cuantificar la competitividad europea en base a la medición de lo que los
gobiernos europeos hacen y no hacen en relación con el tejido empresarial, más
que en base a lo que hacen las propias empresas. Esto facilita notablemente que
los gobiernos eviten asumir responsabilidades directas por la evolución de la
competitividad y adopten así un posicionamiento pasivo frente a la evolución de
la misma.
3.
Podemos
detectar estas interpretaciones fácilmente a través de la relación de
indicadores utilizados en cada caso para la medición de la competitividad
europea. Como referencia, podemos analizar el “Indice de Competitividad Europea
de 2020” elaborado por el Foro Económico Mundial
4.
Por un lado,
la relación de indicadores de competitividad de este índice se divide en 7
pilares de los cuales 5 podemos considerarlos como pilares de competitividad y
2 como pilares de “sostenibilidad” (inclusión social y sostenibilidad
medioambiental. La extensión del índice a estas dos últimas áreas parece más
bien una concesión a la corrección política europea. No todo lo que deben hacer
los gobiernos es política de competitividad. Incluir estos dos pilares en este índice
despista y limita la eficiencia del instrumento, por mucho que este tipo de
discursos sean políticamente atractivos.
5.
Los 5 pilares
de competitividad de este índice son en realidad los siguientes:
-
Entorno empresarial
-
Agenda digital
-
Europa innovadora
-
Educación y formación
-
Mercado laboral y empleo
6.
El índice centra
correctamente los indicadores alrededor de cuestiones clave de las políticas
horizontales europeas, como la formación, la innovación o el mercado de
trabajo. Pero esto nos da también una idea aproximada de los posicionamientos
habituales en Europa. Salvo en las políticas horizontales indicadas, el índice
se limita a medir determinadas variables relacionadas con el entorno
empresarial más que con la actuación empresarial en sí misma, en cuanto a:
-
Competencia
-
Clusters
-
Emprendimiento
-
Acceso a la financiación
7.
El índice
mide el contexto financiero, pero no mide la inversión. Mide el contexto del
emprendimiento empresarial pero no mide las empresas creadas. Por supuesto,
este enfoque es coherente con las corrientes dominantes en Europa en las últimas
décadas, que han apostado permanentemente por el posicionamiento pasivo de los
organismos públicos frente a la actividad empresarial y porque la actuación pública
se limite a las políticas horizontales.
8.
Evidentemente, estos posicionamientos siempre
son de alguna forma mixtos, incluyendo, por ejemplo, en el caso analizado, objetivos
específicos en el ámbito de las TICs o, como hemos visto, de la innovación.
9.
De cualquier
forma, este posicionamiento pasivo es, en cierta forma, un posicionamiento
facilitado por la complejidad institucional y la limitación de las
responsabilidades competenciales en la Unión Europea. Pero es una cuestión que Europa
debe resolver cuanto antes.
10. Hay dos ámbitos clave en los que podemos ubicar la necesidad de un
posicionamiento más activo frente a la competitividad: la inversión productiva
y las políticas sectoriales.
11. A través del sistema financiero, de los incentivos o de las
empresas públicas, los gobiernos europeos deben asegurar que la inversión
productiva se reanima en Europa. Con niveles de inversión productiva sistemáticamente
más bajos que los de Asia, la competitividad europea continuará inevitablemente
decayendo.
12. Por supuesto, la evolución de
la competitividad europea es también preocupante desde la perspectiva demográfica
–una cuestión de muy largo plazo-. También lo es en cuanto a la evolución durante
los últimos años de los indicadores relacionados con la innovación. Pero en
estos últimos las instituciones europeas mantienen una clara sensibilidad
conceptual, sin perjuicio de sus limitaciones competenciales.
13. Parece claro que la
estrategia de competitividad es clave dentro del modelo de desarrollo europeo.
Pero no es fácil que esta estrategia se haga efectiva si eludimos cuestiones
clave como la inversión productiva y, sobre todo, si prescindimos de las políticas
sectoriales. En realidad, como insiste PORTER