El Futuro de la Socialdemocracia IMPUESTO SOBRE LA RENTA Y PROGRESIVIDAD

El Futuro de la Socialdemocracia

IMPUESTO SOBRE LA RENTA Y PROGRESIVIDAD

Audio:     https://youtu.be/lrgEDVncxUM

Texto (PDF):  https://yadi.sk/i/SY6SiGYhb3PLHg

1.      La implantación y expansión del impuesto sobre la renta como impuesto progresivo fue un elemento central de la creación del estado del bienestar en el conjunto de Occidente.

2.      Este impuesto aportó considerables recursos a la elevación del gasto público y, a través de la progresividad de los tipos aplicados en función de los niveles de renta, contribuyó sustancialmente a la disminución de las desigualdades sociales.

3.      Durante décadas, hemos venido afirmando que, fundamentalmente a través de la progresividad del impuesto sobre la renta, Occidente consiguió moderar significativamente las desigualdades que el sistema capitalista crea. Esto es lo que parece deducirse del hecho de que este impuesto redistribuya recursos desde los contribuyentes con mayor renta a los de menor renta.

4.      Sin embargo, sin cuestionar este argumento de fondo, hay dos razones que pueden llevarnos a verlo desde otra perspectiva. Dos razones que pueden llevarnos a interpretar de forma muy distinta el impacto social y político del impuesto sobre la renta.

5.      Por un lado, el impacto del proceso de asalarización. Como consecuencia de la evolución económica de Occidente a lo largo del siglo XX, hemos llegado a una situación en la que la población asalariada tiende a acercarse al 90% de la población activa. Esto tiene un impacto enorme sobre las consecuencias sociológicas del impuesto sobre la renta.

6.      En los comienzos del impuesto sobre la renta, tendían a ser el conjunto de los asalariados los beneficiados directos de la aplicación de este impuesto (y del conjunto de la gestión de ingresos y gastos de la administración pública). Sin embargo, la realidad actual es sensiblemente distinta. El grueso de las aportaciones de los contribuyentes que aportan más que proporcionalmente son ahora también asalariados.

7.      Por otro lado, la realidad de la distribución de los contribuyentes de este impuesto por niveles de renta en los distintos países nos plantea una división clara entre las personas que se sienten “receptores netas” en el binomio ingresos-gastos del Estado y las que se sienten “aportantes netas”. Y la generalidad, tanto de los primeros como de los segundos, son asalariados con distintos niveles de renta.

8.      Todo parece indicar que esta posición subjetiva de aportantes o receptores ha terminado por convertirse en un elemento central del posicionamiento ideológico de unos u otros asalariados como “izquierda” y “derecha”. Si esto es así, vemos cómo la progresividad fiscal puede a largo plazo haber jugado en contra de los intereses estratégicos de la socialdemocracia y de los trabajadores en su conjunto, al haberse convertido en un elemento esencial del fraccionamiento político de los mismos.

9.      Esto no parece en principio suficiente para cuestionar esta progresividad, que ha sido un elemento central en la creación de sociedades más igualitarias. Fuera de los presupuestos públicos, deberían ser probablemente la regulación laboral, los sindicatos, las empresas públicas o las participaciones públicas empresariales los factores clave con capacidad alternativa de conseguir mayores niveles de igualdad de renta.

10.  De cualquier forma, es importante ser conscientes de que, como consecuencia de la mayor capacidad de gestionar deducciones y bonificaciones fiscales por parte de empresarios y autónomos, en la práctica esta mayor igualdad no la estamos consiguiendo a costa del empresariado (que se suponía que era el objetivo inicial de los programas socialdemócratas) sino a costa de las capas de renta media y alta de los asalariados.

11.  Recordemos que la aceptación de la división de los asalariados entre “asalariados de izquierda” y “asalariados de derecha” ha sido quizás uno de los mayores errores estratégicos de la socialdemocracia y de la izquierda en general. Y una de las estrategias más eficientes de la élite corporativa. Por supuesto, detrás de esta estrategia hay otros factores de gran importancia, de carácter político, educativo y mediático. Probablemente, el posible impacto de la progresividad fiscal y de cómo se ha articulado la misma debe también tenerse en cuenta.



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