1. Ya hemos hablado de las significativas reticencias de China a
reconocer la victoria de Biden proclamada por los medios occidentales. Más allá,
disponemos de información de gran interés transmitida en este caso a través del
Global Times, dependiente del Partido Comunista.
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“Biden representa el sector pro-establishment de EEUU”
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“Esta elección nos muestra que “las élites pro-establishment tanto
de los demócratas como de los republicanos se han unido y han cooperado para
echar a Trump de la Casa Blanca. Y los votantes que odian a las élites del
establishment han utilizado sus 72 millones de votos a Trump para demostrar en
estas elecciones que no son una minoría”.
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“Trump también sabe que este mandato de cuatro años ha cambiado
profundamente la sociedad norteamericana y por eso confía en que, si se
presenta de nuevo, podría hacerlo como un candidato independiente o crear un
nuevo partido para unir a las fuerzas anti-establishment de los dos grandes
partidos para enfrentarse a las élites de la clase dirigente”.
Este tipo de comentarios pueden encontrarse de forma repetida. Y
nos dan una interesante idea de lo que China piensa.
2. Por un lado, el análisis de China es de una interesante serenidad.
Llama la atención la capacidad de objetivar la realidad de los análisis que
realizan los países independientes como Rusia o China, frente al sectarismo y
la demagogia de nuestros medios y nuestros responsables políticos. Tras la
agresiva guerra comercial puesta en marcha contra China por la administración
Trump, cabría esperar un tono ciertamente más agresivo o emotivo contra este
Presidente o un posicionamiento claramente favorable a los enemigos del mismo. No
encontramos nada de eso en los analistas. Al contrario, la objetividad y
serenidad del análisis llama la atención.
3. China considera a Trump como un “outsider”, como un agente extraño
a la élite corporativa que viene controlando los gobiernos occidentales. Un “outsider”
tanto para republicanos como para demócratas. No coincide en esto con los análisis
de EKAI Center, en los que hemos atribuido a Trump el estar apoyado por
distintos sectores, algunos corporativos –parte del “establishment” en este
sentido- y otros de inteligencia.
4. China nos transmite también que Trump representa a los millones de
votantes que “odian” a la clase dirigente norteamericana. E incluso ve a Trump
con capacidad de aglutinar a los distintos sectores populares –de izquierda y
derecha- que comparten este “odio”. Curiosamente, todo esto parece
transmitirnos que, desde un punto de vista ideológico, China puede tener una
opinión positiva –o muy positiva- de Donald Trump, a pesar de la agresividad
del enfrentamiento comercial continuado de los últimos años.
5. Al contrario, coincidiendo en esto con EKAI Center, China sitúa
claramente a Biden en el ámbito de la “clase dirigente”. Es lo que nosotros
repetidamente hemos identificado como dependencia directa de la élite
corporativa financiera, e incluso como “el ala más belicista” de este sector.
6. El posicionamiento de China con respecto a estas elecciones es un
extraordinario interés. Nos explica, por ejemplo, las reticencias de este país
a reconocer la proclamación de Biden como Presidente. Y también, con
independencia de compartir o no estas valoraciones, nos parece digna de admirar
la capacidad de analizar de forma serena y objetiva lo que sucede en el seno de
un país con el que, aparentemente, están tan enfrentados.
7. No estaría de más que “nuestros” medios y “nuestros” responsables
políticos –tan sumisos a los intereses de Wall Street- aprendieran algo de esta
serenidad y objetividad de análisis.