1.
Junto a las
denuncias por irregularidades en las votaciones, en la admisión de papeletas,
falta de supervisión, etc. en las elecciones presidenciales de EEUU, durante
los últimos días han adquirido una importancia fundamental dentro de las mismas
las denuncias por manipulación del software electoral.
Tras las informaciones confidenciales, las noticias fueron
saltando a distintos medios de comunicación.
2.
Sidney
Powell, abogada del general Flynn, ex Director de la DIA y ex Consejero de
Seguridad Nacional, denunció abiertamente el día 9 en la cadena Fox la
existencia de un fraude electoral masivo basado en la manipulación del programa
informático Dominion, utilizado en 30 estados, implicando en este fraude a
altos cargos del Partido Demócrata.
3.
El día 12, el
propio Presidente Trump, en su cuenta de Twitter, alude a este fraude informático
en los siguientes términos:
-
El software “Dominion” anuló 2,7
millones de votos a favor de Trump y trasladó 435.000 votos de Trump a Biden en
el conjunto de Estados Unidos.
-
En concreto, en Pensilvania, se
anularon 941.000 votos a favor de Trump y se trasladaron 221.000 de Trump a
Biden.
4.
Evidentemente,
estamos hablando de un supuesto de fraude electoral masivo. Durante los próximos
días veremos cómo se concretan y sustancias estas acusaciones, añadidas a las
relacionadas con el proceso de acreditación y recuento.
5.
Por ahora,
conviene reflexionar sobre un punto esencial. La realidad de que el voto electrónico
no es ni ha sido nunca un voto seguro. De hecho, la fiabilidad de los procesos
electorales está en los últimos tiempos cuestionada por dos vías fundamentales:
§ El voto por correo
§ El voto electrónico
6.
En el caso
del voto por correo, el riesgo radica en las posibilidades de manipulación
previa antes de que las papeletas lleguen a las mesas electorales. ¿Quién
garantiza que esas papeletas son las que deben ser y no más ni menos? Pues un
mero proceso administrativo, en el que nos fiamos de los trabajadores y
responsables de las oficinas administrativas que reciben y custodian estos
votos hasta el día de la votación. ¿Hay riesgo de manipulación electoral con
estos votos por correo? Sí, evidentemente.
7.
El segundo
gran espacio de riesgo de fraude es el voto electrónico en los territorios en
los que este sistema se ha implantado. Los procedimientos de voto electrónico
se basan en un recuento automático realizado por un sistema de software cuya
fiabilidad suele estar certificada por distintos procedimientos administrativos
o judiciales. Pero, como en el caso del voto por correo, es una cuestión de
confianza en que estos sistemas de software o sus supervisores hagan lo que
tienen que hacer.
8.
Es el voto
personal en papel el que dispone de todas las garantías, en la medida en que es
custodiado hasta el recuento y recontado con la supervisión de representantes
de todos los partidos políticos que, lógicamente, evitarán cualquier tipo de
fraude (o lo minimizarán). Los partidos políticos disponen también de acceso a
los recuentos totales desglosados por mesas, lo que les permite contrastar la
fiabilidad de los mismos.
9.
En definitiva,
la respuesta a la pregunta habitual es afirmativa. Efectivamente, el fraude en
las elecciones en los países occidentales es posible, en principio, manipulando
el voto por correo. Y también lo es a través de la manipulación del voto electrónico
en los territorios que utilizan este sistema.
10. Llama especialmente la atención en estas elecciones
estadounidenses el hecho de que, además de estos dos ámbitos de riesgo ya
conocidos, parecen haberse producido actuaciones disparatadas como impedir de
forma sistemática su labor a los supervisores del Partido Republicano en
ciudades como Pittsburgh o Filadelfia. Disparatadas por su propia evidencia.