1.
¿Va a ganar
Trump las elecciones presidenciales? Es complicado saberlo, porque “nuestros”
medios de comunicación nos están engañando sistemáticamente con lo que sucede
en Estados Unidos durante los últimos años.
2.
En
apariencia, Joe Biden llevaría una gran ventaja en prácticamente todos los
sondeos, de 10, 12 ó 14 puntos. Pero estos sondeos están –casi en su totalidad-
controlados por la misma oligarquía financiera que controla “nuestros” medios y
que parece estar aterrorizada por el fenómeno Trump.
3.
“Nuestros”
medios son unánime y obsesivamente
anti-Trump porque son unánime y obsesivamente globalistas y sometidos a
la élite financiera que durante décadas ha controlado Occidente. En apariencia,
el trumpismo nacionalista e industrialista está cuestionando el poder de esta élite
globalista y ello es más que suficiente para que sea sistemáticamente acosado.
Los medios saben que las encuestas preelectorales no sólo informan sobre la
opinión del electorado sino que, sobre todo, crean opinión, transmitiendo
optimismo o expectativas positivas o negativas sobre una u otra candidatura,
transmitiendo aparentes empates cuando se teme a la abstención, etc. Como
consecuencia de ello, cuando los medios se enfrentan a convocatorias
electorales que consideran decisivas, mienten y manipulan sistemáticamente,
como lo han hecho con el fenómeno Corbyn, el Brexit, etc.
4.
En el caso
del fenómeno Trump, el acoso mediático ha sido tan radical y la manipulación de
las encuestas tan sistemática desde su primera aparición política en 2015 que ninguna
de las previsiones en contra de sus candidaturas se ha cumplido hasta la fecha
y no hay ninguna razón para pensar que ahora suceda lo contrario.
5.
Una buena parte
de sus seguidores consideran al trumpismo como una especie de frente
anti-corrupción. Si es cierto que el poder establecido en Occidente está
corrompido hasta la médula, también lo es que durante estos cuatro años Trump
no ha cumplido sus promesas de “drenar el pantano”. Sin embargo, aunque el
fondo de esta imagen anti-corrupción sea una mera pantalla, la corrupción del
establishment y de los cuadros del Partido Demócrata ha llegado a tal nivel que
no puede descartarse en absoluto que se convierta en el artífice final de la
victoria de Trump.
6.
Los informes
que están empezando a surgir estos días sobre la corrupción de la familia Biden
pueden ser en sí mismos explosivos y determinantes del triunfo final de Trump. A
pesar del bloqueo informativo para evitar que estos informes se difundan y de
la sistemática censura de las redes sociales, esta vez parece que el estallido
de este escándalo está siendo imposible de detener.
7.
Desde nuestro
punto de vista, el gran activo de Trump es probablemente lo que no ha hecho en
política internacional. La realidad, absolutamente novedosa en la política
estadounidense, de que Estados Unidos durante el mandato de Trump no ha
invadido ningún país, frente a la realidad de la constante y sistemática
destrucción de países por parte de personajes constantemente alabados por “nuestros”
medios como Clinton u Obama. Personajes que, en realidad, como lo fueron los
Bush, actuaron durante todo su mandato como verdaderos criminales de guerra. Pero
parece que para “nuestros” medios sólo eres “progresista” si asesinas a un mínimo
de medio millón de personas. Esos mismos medios “nuestros” que callan sistemáticamente
ante la escandalosa destrucción de la democracia occidental que se está
produciendo a través de la sistemática censura de las redes sociales contra
todo lo que se oponga a la oligarquía financiera.
8.
El panorama
mediático en Occidente –incluyendo “nuestros” medios- es desolador y el
partidismo de grandes medios y redes sociales a favor de Biden y en contra de
Trump es tan radical que, a día de hoy, es imposible saber lo que realmente está
sucediendo en Estados Unidos y la verdadera posición de su opinión pública ante
las elecciones presidenciales. Tendremos que esperar al 3 de noviembre.