El Futuro de la Socialdemocracia DE CORBYN A STARMER

El Futuro de la Socialdemocracia

DE CORBYN A STARMER


1.      Los 4 años de liderazgo de Jeremy Corbyn en el Partido Laborista británico han marcado, muy probablemente, un antes y un después en la historia de este partido.

2.      La llegada de Corbyn se enmarcó en una extraordinaria movilización de las bases sociales del laborismo, que apostaron entusiastas por un nuevo liderazgo capaz de romper con el legado del laborismo de la Tercera Vía, profundamente marcado por la herencia del mandato de Tony Blair.

3.      La propia llegada de Corbyn al liderazgo del partido demostró que el laborismo –y, en conjunto, la socialdemocracia- tiene capacidad de adaptarse a distintos contextos y estrategias y ello es, en sí mismo, un importante avance estratégico.

4.      No vamos a analizar aquí las distintas políticas propuestas por el Partido Laborista durante estos años. Desde EKAI Center compartimos algunas de ellas y otras no. Pero, de una u otra forma, demostró la posibilidad de que el laborismo vuelva a actuar fuera de los cauces determinados por la oligarquía financiera. Y esto es, en realidad, el fondo de la cuestión.

5.      Un partido laborista o socialdemócrata puede proponer o aplicar políticas moderadas o radicales, acertadas o equivocadas, pero lo que no puede en ningún caso es abandonar la defensa de los intereses de los trabajadores asalariados y ponerse al servicio de la oligarquía financiera. Y, lamentablemente, esto es –ni más ni menos- lo sucedido con el laborismo de Tony Blair. Una dependencia evidente, tanto en la política interna como en sus posicionamientos geopolíticos. Un partido laborista o socialdemócrata no puede estar liderado por criminales de guerra y por constantes instigadores de invasiones y matanzas masivas en interés de la élite corporativa.

6.      Jeremy Corbyn se apartó de forma rotunda de este sometimiento y desarrolló e impulsó políticas que –acertadas o no- estaban claramente dirigidas a defender los intereses de los trabajadores y los ciudadanos del Reino Unido. Lógicamente, la élite corporativa no le perdonó esta autonomía y fue objeto de un continuado acoso mediático, financiero y judicial.

7.      El motivo final para apartar a Corbyn del liderazgo laborista han sido los malos resultados en las elecciones de diciembre de 2019. Los medios británicos –sometidos de forma prácticamente unánime a la élite corporativa- se lanzaron a acusar a la radicalidad de las políticas de Corbyn de estos resultados. Nada más lejos de la realidad. Estas elecciones tuvieron un carácter claramente excepcional, marcado por el posicionamiento de las distintas fuerzas sobre el proceso de salida de la Unión Europea –Brexit- en el que el Partido Laborista mantuvo una posición ambigua. La dificultad del Partido Laborista para posicionarse con claridad en un contexto rotundamente polarizado entre votantes a favor y en contra del Brexit hacía inevitables unos malos resultados electorales.

8.      Tras la dimisión de Corbyn, fue sustituido en su puesto por Keir Starmer, claramente posicionado a favor de un retorno a las políticas anteriores del Partido Laborista.

9.      Sin embargo, no está nada claro que la nueva era iniciada por Corbyn haya llegado a su fin. La mejor muestra de ello es la continuada obsesión de los medios de comunicación británicos por alabar la figura de Keir Starmer y denigrar el papel y las políticas de Corbyn. Una obsesión que demuestra con claridad que la marcha atrás dada durante estos meses por el laborismo puede no ser tan segura como a la élite corporativa británica le gustaría.

 

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