1. El control que los medios corporativos tienen sobre la opinión pública
y el pensamiento en Europa es asombroso. Uno de los ejemplos de ello es el
lavado de cerebro que con respecto al papel de la empresa pública hemos sufrido
en Europa durante los últimos 40 años.
2. Como consecuencia de este lavado de cerebro, el dogma mediático de
que “la empresa privada funciona y la empresa pública no” se ha extendido hasta
unos niveles que ahora sólo podemos calificar como de auténtico “fanatismo
privatista”.
3. Esta ideologización privatista es claramente contrastada por la
realidad de que en todos los países existe algún ámbito reservado a la empresa
pública. Este hecho, por sí mismo, debería ya ser suficiente para que se
impusiera la racionalidad que debería obligarnos a analizar en cada caso y en
cada sector con objetividad el modelo de titularidad empresarial más eficiente.
4. A esto deberíamos añadir la realidad de empresas industriales
avanzadas bajo control público, como Volkswagen o Renault.
También la experiencia histórica europea, que demuestra cómo la
industria pesada y los sectores estratégicos constituyeron la base de poderosos
sectores públicos empresariales que desde la Segunda Guerra Mundial funcionaron
eficientemente durante décadas.
5. El apenas conocido caso de Bielorrusia, con un sector público que
representa el 70%/80% del tejido empresarial, con desempleo sistemáticamente
cercano al 0% y un nivel de crecimiento aceptable, nos demuestra la viabilidad[1]
incluso de cuotas del sector público ampliamente mayoritarias en países
europeos industrializados en pleno siglo XXI.
6. Finalmente, la experiencia de los países emergentes nos demuestra
la eficiencia de sistemas económicos mixtos liderados por poderosos sectores públicos
empresariales bajo cuyo control se encuentran fundamentalmente las grandes
corporaciones y los sectores estratégicos.
7. Sabemos que la empresa privada tiene importantes ventajas de
flexibilidad e incentivo, pero estas claras ventajas en el ámbito de las
microempresas se van claramente diluyendo a medida que la dimensión de la
empresa aumenta. Cuanto mayor es la empresa privada, mayores son los problemas
de rigidez o burocratización y mayor es la cercanía a los defectos habituales
de muchas empresas públicas, sin tener las ventajas de éstas en cuanto al
sometimiento a los objetivos de interés general.
8. No, la cuestión no es el infantil debate sobre si la empresa
pública es mejor o peor que la empresa privada. Cada uno de los dos modelos
tiene su función y en cada caso y en cada sector debe analizarse –desde la
perspectiva del interés general- qué es lo más conveniente, si un modelo de
empresa privada, un modelo de empresa pública, un modelo cooperativo o alguna
fórmula de tipo mixto.
9. El problema es que nuestra clase política está tan absorbida por
la ideologización privatista que ahora ya es absolutamente incapaz de gestionar
las distintas opciones de titularidad empresarial. Incapaz técnicamente e
incapaz psicológicamente. Y Europa camina hacia el suicidio de la mano de una
sumisión absoluta de izquierda y derecha a los intereses corporativos.
Documentos sobre EL FUTURO DEL MODELO DE
DESARROLLO EUROPEO
Otros documentos de EKAI Center
[1]
EKAI Center vienen insistiendo en la necesidad de analizar de forma
diferenciada los conceptos de “viabilidad” y de “idoneidad” de un sistema. El
que un modelo sea viable no quiere decir que sea el idóneo, en la medida en que
pudiera haber otros modelos alternativos socialmente más eficientes.