El Futuro de la Socialdemocracia LUKASHENKO NECESITA UN MOVIMIENTO SOCIALDEMÓCRATA


1.      Lukashenko necesita un partido –o, más bien, un “movimiento”- socialdemócrata.

2.      Ya hemos explicado que la particular situación institucional de Bielorrusia puede calificarse como un Estado “demasiado libre” en el sentido del “Estado Libre” del Programa Socialdemócrata de Gotha. Liberado del dominio político que las corporaciones privadas mantienen en Occidente y liberado del poder ejercido por el Partido Comunista de la Unión Soviética, el Estado liderado por Lukashenko se ha basado durante 26 años en una buena gestión política y administrativa del presidente Lukashenko y en el amplio apoyo popular del mismo.

3.      Sin embargo, este Estado “demasiado libre” de la influencia de poderes fácticos externos está, precisamente por ello, sujeto a una cierta debilidad estructural a largo plazo. Una debilidad estructural que, en nuestra opinión, correspondería corregir a un potente movimiento socialdemócrata.

4.      En ausencia del poder fáctico de las grandes empresas, sólo una representación eficiente de los intereses de los trabajadores asalariados puede ejercer esa función de a la vez representar dichos intereses defendiendo las impresionantes conquistas sociales y económicas de Bielorrusia y soportar la estructura política del país.

5.      Es evidente que esta representación eficiente de los trabajadores asalariados no es otra cosa sino una organización socialdemócrata, utilice o no esta denominación.

6.      Aunque en teoría esta organización socialdemócrata pudiera configurarse como partido o como movimiento, es más que dudoso que un partido socialdemócrata fuese capaz de desarrollar eficientemente esa función de representación general de los intereses de los asalariados en una estructura social como la de Bielorrusia.

7.      La ausencia de los intereses corporativos dominantes propios de los países occidentales y la estructura económica mayoritariamente apoyada en la empresa pública (hasta un 70% u 80% del tejido empresarial) recomiendan evitar que la socialdemocracia diluya artificialmente su proyecto en el juego electoral entre distintos partidos políticos. En lugar de ello, un movimiento socialdemócrata que, representando a los asalariados, quede fuera de las contiendas electorales, puede fácilmente constituirse en el verdadero poder fáctico que Lukashenko y Bielorrusia necesitan.

8.      Este movimiento socialdemócrata, por su propia composición y capacidad de representación, ejercería una significativa influencia de hecho sobre los distintos partidos políticos que actualmente compiten en Bielorrusia o sobre los que pudieran surgir en el futuro. A la vez, aportaría a estos partidos afiliados, cuadros y referencias programáticas.

9.      Por otro lado, este movimiento socialdemócrata aportaría también cuadros a la administración pública y al gobierno y estabilizaría el conjunto de la evolución institucional y política de Bielorrusia, funcionando como el verdadero poder fáctico del país.

10. De esta forma, el movimiento socialdemócrata sería el instrumento de poder fáctico que aseguraría que la representación de los trabajadores asalariados mantiene de forma permanente en Bielorrusia un poder dominante en cierta forma comparable con el que ejercen en Occidente las corporaciones empresariales. Ello facilitaría notablemente la estabilización política del país a largo plazo. Y aseguraría que esta estabilización, con Lukashenko o con los líderes que puedan sucederle en un futuro, se mantiene dentro del marco de los intereses de los trabajadores asalariados, como corresponde en un país con la estructura socioeconómica de Bielorrusia.

 

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