Inteligencia Política y Estratégica LA TRAMPA DE LA DIALECTICA ENTRE IZQUIERDA Y DERECHA

Inteligencia Política y Estratégica

LA TRAMPA DE LA DIALECTICA ENTRE IZQUIERDA Y DERECHA


1.     Es importante distinguir entre el fondo de esta cuestión y la confusión terminológica que puede existir al respecto. Es evidente que existen realmente y van a seguir existiendo los valores que la derecha considera positivos en cuanto a defensa de la tradición y del orden o los que la izquierda afirma defender en cuanto a justicia social o progreso. Sin embargo, es cada vez más dudoso que las divisiones políticas básicas se configuren en base a esa oposición de valores.

2.     Más en concreto, es cada vez más cuestionable la “artificial” división del electorado de los países occidentales entre derecha e izquierda que, a medio o largo plazo, han tendido a repartirse los resultados electorales alrededor del 50%.

3.     La división “estructural” entre izquierda y derecha tuvo sentido cuando la población se dividía en estratos sociales diferenciados, que tendencialmente alimentaban a las distintas corrientes de izquierda, derecha y centro. Los trabajadores asalariados eran la base electoral fundamental de la izquierda, mientras que amas de casa, autónomos, agricultores y pequeños empresarios eran la base de la derecha.

4.     En la composición social actual, esta división carece de sentido. Como consecuencia del proceso de asalarización y concentración empresarial, los trabajadores asalariados son ya un 85% de la población activa en la Unión Europea. Un porcentaje que continúa creciendo lentamente.

5.     De esta forma, mantener la división electoral tradicional entre izquierda y derecha no sólo tiene cada vez menos sentido sino que se ha convertido en un instrumento esencial para dividir en dos el voto de los trabajadores asalariados.

6.     Los conceptos de izquierda y derecha son atractivos para partidos emergentes, en la medida en que parecen facilitarles el acceso a ese 50 por ciento del voto. Sin embargo, a medio plazo, la división entre izquierda y derecha tiene como efecto fundamental que ningún grupo se haga con mayorías amplias de forma estable. Y, a la vez, asegurar que los trabajadores asalariados no controlen el poder de forma continuada.

7.     Esta división artificial del electorado es también la que nos lleva a sorprendernos cuando en países de Europa del Este se consiguen mayorías del 50% o del 70%. Pero esto se explica perfectamente en un contexto político en el que la división entre izquierda y derecha no está arraigada como en Europa Occidental.

8.     Por todo ello, la división entre izquierda y derecha no es ya, como fue en su tiempo, un instrumento de equilibrio en la participación en el poder entre distintos sectores sociales. Al contrario, se ha convertido en un instrumento de confusión y manipulación social permanente. En buena parte, esta división artificial del electorado genera la necesidad de alimentar de forma continua esta diferenciación, que hace tiempo que dejó de basarse en realidades. No sólo se debate sobre ideas, sino sobre un posicionamiento sectario en el que se ataca sistemáticamente a los ciudadanos ubicados en el otro bloque, a la vez que se asienta y se profundiza la división, congelando las posibilidades de trasvase de votos respectivos entre izquierda y derecha. Esta división artificial es extremadamente negativa para la sociedad occidental y para los trabajadores asalariados en particular, aunque puede resultar muy rentable para líderes políticos que se sienten cómodamente asentados en su respectivo feudo de “izquierda” y “derecha”.

9.     Como hemos dicho, esto no quiere decir que los valores tradicionales de derecha e izquierda no tengan vigencia. Lo que debe cuestionarse cuanto antes es la permanente manipulación de estos valores no como instrumentos de mejora y de avance social sino como instrumentos de un premeditado y artificial fraccionamiento del voto de los asalariados.

 

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