El Futuro del Modelo de Desarrollo Europeo EL TRÁNSITO HACIA LA CRIPTO-BANCA

El Futuro del Modelo de Desarrollo Europeo

EL TRÁNSITO HACIA LA CRIPTO-BANCA


1.      A efectos de este informe, entendemos por “criptobanca” el sistema bancario en el que:

A.     A raíz de la generalización de las criptomonedas, desaparece la actual actividad de depósito bancario, sustituida por la gestión del ahorro en Internet a través de sistemas de blockchains y,

B.     Como consecuencia, el crédito bancario necesariamente se desvincula de los depósitos.

2.      A estos efectos, este impacto puede generarse tanto si las criptomonedas se soportan en valores reales (oro, plata, hidrocarburos, …) como si lo hacen en valor-trabajo como sucede, por ejemplo, con el bitcoin.

3.      El problema es que, como hemos anticipado, la separación de depósitos y crédito es un cambio revolucionario con un impacto tan enorme que nos obliga a examinar los evidentes obstáculos estructurales que se encuentran en el camino del mismo.

4.      La extensión de las criptomonedas, en principio, llevará a reducir progresivamente el dinero mantenido en depósitos bancarios y este hecho, por sí mismo, tenderá a provocar una creciente contracción del crédito bancario. La necesidad de soporte del crédito llevará, en primera instancia, a una mayor necesidad de disposición de crédito público que, como sabemos, está en este momento casi monopolizado por los bancos centrales.

5.      Es posible que, ante esta situación, los bancos intenten posicionarse ante las criptomonedas como lo hacen en este momento con las monedas fiduciarias. Esto supondría admitir depósitos y otorgar créditos en criptomonedas. Sin embargo, cabe cuestionar la eficacia de esta estrategia. Si los titulares de criptomonedas pueden gestionar cobros y pagos en las mismas de forma eficiente, difícilmente aceptarán que se les dé un tratamiento de “depósitos bancarios” y, de esta forma, se pongan en riesgo. Salvo que, a cambio de este riesgo, perciban un interés sustancial. Algunos depositantes aceptarían ese riesgo, pero serían, muy probablemente, una minoría. La generalidad de los ciudadanos busca “depositar” sus ahorros más que invertirlos.

6.      Esta previsible reducción de la disposición de depósitos obligará a buscar fuentes alternativas para la generación de crédito bancario. En un primer momento, hay que dar por supuesto que sería el banco central el que alimentase estas disponibilidades. Pero, teniendo en cuenta la dimensión del reto, sólo en un primer momento. Por lo tanto, sólo cabe pensar que los gobiernos deberán implicarse progresivamente en la creación de crédito público. Esto implica tanto incrementar su propia capacidad de crédito empresarial y social como mejorar sustancialmente su capacidad de supervisión de las entidades bancarias que gestionen los recursos públicos.

7.      La regulación bancaria deberá también irse adaptando progresivamente. Deberá permitirse a los bancos que otorguen créditos no sólo con cargo a los depósitos recibidos –que deberán ser crecientemente asegurados- sino también en base a distintos baremos relacionados con fondos “invertidos” por particulares o con el crédito público recibido. O bien empujar a una clara diferenciación entre bancos gestores de depósitos y bancos de inversión gestores de otro tipo de recursos de riesgo.

8.      La velocidad y las características del proceso de transición dependen tanto de factores económicos como políticos. Si la oligarquía financiera que controla Europa y Estados Unidos mantiene su poder, no aceptarán la pérdida de control del sistema financiero si no es a cambio de otros instrumentos de control comparables. La reforma del sistema financiero y la democratización de Occidente están claramente relacionadas y, muy probablemente, van a avanzar en paralelo.

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