1. No es un capricho el que la
legislación cooperativa establezca requisitos estrictos para contener la “descooperativización”
de las sociedades cooperativas. Ya sea mediante la transformación en sociedades
de capitales, mediante la contratación de asalariados o mediante la canalización
de actividades a través de filiales, existe un importante incentivo económico
para que las empresas autogestionadas dejen de serlo, de forma total o parcial.
Por las mismas razones, el incentivo de canalizar las nuevas inversiones a través
de mecanismos “descooperativizados” es altísimo.
2. Precisamente por ello, los
instrumentos de “descooperativización” pueden, en la práctica, constituirse
como un interesante elemento para aumentar el incentivo inversor de las cooperativas.
Recordemos que las cooperativas tienen un alto incentivo inversor para las
inversiones defensivas y un incentivo más bajo que las sociedades de capitales
para las inversiones expansivas. De hecho, la canalización de nuevas
inversiones expansivas a través de sociedades de capitales o de la contratación
de asalariados incrementa notablemente el incentivo económico para la realización
de las mismas.
3. Esta constatación lleva a un
permanente dilema, tanto a la legislación cooperativa como a los gestores y
directivos de las empresas cooperativas. Utilizar instrumentos de contratación
de asalariados, de forma directa o indirecta a través de filiales, “descooperativiza”
la actividad pero, a la vez, facilita la realización de inversiones expansivas.
La cuestión es qué deben hacer al respecto la legislación y las propias
cooperativas.
4. Lógicamente, la legislación fiscal
debería, en principio, adaptar su regulación a este tipo de supuestos, dejando
fuera del específico tratamiento fiscal de las cooperativas a la contratación
no-cooperativa.
5. Distinto es el caso de la
legislación cooperativa sustantiva. Esta legislación debería, por un lado,
defender la imagen de las sociedades cooperativas, evitando que utilicen esta
denominación empresas altamente descooperativizadas. Por otro lado, permitir la descooperativización parcial puede ser un importante instrumento
de dinamización empresarial.
6. Desde el punto de vista de la
gestión cooperativa, la propia lógica autogestionaria podría ser compatible con
mecanismos de descooperativización parcial de carácter temporal. Especialmente
en cooperativas con altos niveles de excedentes, la inversión expansiva a través
de la contratación de asalariados puede evitar un trasvase injusto de recursos
hacia los nuevos trabajadores. (O desde los nuevos trabajadores en el caso de
cooperativas en pérdidas). Con frecuencia, los beneficios y pérdidas responden
al resultado de la actividad desarrollada durante un largo período. Si los
nuevos trabajadores participan de forma inmediata en estos resultados positivos
o negativos, es muy posible que se produzca un trasvase injusto de recursos
entre unos y otros trabajadores. Resolver estos desajustes temporales es
complicado en el marco de la legislación cooperativa actual. Una contratación
temporal de los nuevos trabajadores como asalariados puede resolver en la práctica
este problema y, a la vez, aumentar el incentivo inversor de las cooperativas.
Documentos de EKAI Center sobre Cooperativas y Economía Social