El Futuro del Modelo de Desarrollo Europeo LA CLAVE ES LA RENTABILIDAD DE LAS INVERSIONES PRODUCTIVAS

El Futuro del Modelo de Desarrollo Europeo

LA CLAVE ES LA RENTABILIDAD DE LAS INVERSIONES PRODUCTIVAS

1.     Centrar correctamente esta cuestión es esencial para enfocar adecuadamente la orientación del modelo de desarrollo europeo. Pocas dudas hay de que la “rentabilidad” es, a medio y largo plazo, la variable esencial que determina la capacidad de desarrollo y crecimiento de la economía privada de tipo capitalista. Sin embargo, la precisión del concepto de “rentabilidad” no es tan sencilla como parece y ha dado lugar a frecuentes equívocos.
2.     Debe quedar claro que nos referimos al incentivo necesario para hacer posible la inversión privada “capitalista”. Las inversiones de empresas públicas y cooperativas se rigen por otros criterios y pueden llevarse adelante aunque la rentabilidad “financiera” de la operación quede sensiblemente por debajo del umbral considerado como mínimo por los inversores capitalistas. A efectos del modelo de desarrollo, la rentabilidad obtenida en el mercado por las inversiones productivas determina la capacidad de crecimiento y desarrollo económico no del territorio en su conjunto sino del sector privado capitalista que, como sabemos, es en nuestro caso el dominante. A efectos de las políticas de desarrollo, las tasas de rentabilidad de las inversiones productivas pueden ser una importante referencia para que la inversión productiva en su conjunto se canalice en una u otra proporción a través de inversiones capitalistas, cooperativas o públicas.
3.     En último término, se trata del incentivo que los inversores/empresarios tienen para realizar inversiones productivas y esto quiere decir, más en concreto, que esa “rentabilidad” afecta a cada una de las decisiones de inversión que los empresarios adoptan. Si la rentabilidad es suficiente los empresarios invierten y si no lo es no invierten. Salvando características específicas, objetivas y subjetivas, de cada caso, sí parece correcta la idea de que, en el conjunto del mercado, tiende a extenderse una referencia global sobre cuál es la rentabilidad mínima esperable de una “buena” inversión.
4.     Esta rentabilidad no es la rentabilidad “de las empresas”. Una empresa puede tener y esperar pérdidas y, a pesar de ello, rentabilizar una inversión específica que les permite disminuir pérdidas o facilitar ganancias futuras.
5.     Es importante tener en cuenta que la rentabilidad decisiva para que las inversiones se hagan o no efectivas no es la rentabilidad estrictamente “financiera” y que la rentabilidad de la inversión incluye, de hecho, todo tipo de utilidades directas o indirectas que se esperan conseguir de la inversión.
6.     Estas rentabilidades “indirectas” no siempre son fácilmente cuantificables. Si, frente a un umbral de rentabilidad del mercado situado, por ejemplo, en un 7%, nuestra estimación a efectos de una nueva inversión es de un 5% de rentabilidad, podemos decidir de todas formas llevarla adelante … por otras utilidades indirectas que esperamos obtener de esta inversión, aunque no podamos cuantificarlas. Estas utilidades son también habitualmente económicas, como defenderse de la competencia, ganar cuota de mercado, etc. En teoría estas ventajas indirectas, de poderse cuantificar, nos resultarían en una rentabilidad total superior al umbral requerido, pero –especialmente en empresas pequeñas y medianas- la precisión en la cuantificación de estas utilidades indirectas nunca se lleva al límite.
7.     Impulsar la rentabilidad de las inversiones no supone, por lo tanto, impulsar “que las empresas tengan más beneficios”. Supone discriminar al máximo entre el incentivo para realizar inversiones productivas y otro tipo de impactos en las cuentas de resultados de las empresas. Las empresas pueden ganar dinero especulando, utilizando mano de obra barata de forma masiva, deslocalizando, etc. Y, al contrario, en los países industrializados, son los salarios altos los que, a pesar de reducir los beneficios, impulsan la inversión productiva. El modelo de desarrollo, por lo tanto, debe identificar y diferenciar de forma precisa los rendimientos procedentes de estas inversiones productivas y los de otras actuaciones de la empresa. Penalizar o hacer más costosos otro tipo de ganancias es, en sí mismo, un importante incentivo para que los empresarios apuesten por la inversión productiva y tecnológica.