El Futuro de la Socialdemocracia IZQUIERDA, DERECHA Y TERMINOLOGIA

El Futuro de la Socialdemocracia

IZQUIERDA, DERECHA Y TERMINOLOGIA

1.      La acelerada transformación política de las últimas décadas lleva repetidamente a unos u otros analistas a plantearse si hoy tiene o no sentido “la izquierda” y “la derecha” políticas. El hecho mismo de posicionarse a favor o en contra de esta afirmación resulta arriesgado y puede ser fácilmente mal interpretado.
2.      Como sucede con frecuencia, nos encontramos ante un debate que, en buena parte, es estrictamente terminológico. O, si se prefiere, ante un debate en el que resulta esencial diferenciar entre las cuestiones de fondo y las cuestiones meramente terminológicas.
3.      Se trata de una cuestión fundamental para el futuro de la socialdemocracia porque, ya sea en base a razones terminológicas o de fondo, este debate está condicionando en buena parte el marco conceptual y estratégico en el que la socialdemocracia se desenvuelve.
4.      En principio, podríamos entender el concepto de “izquierda” como el segmento político que cree en la posibilidad y conveniencia del cambio social mientras que la “derecha” sería contraria a estos cambios, estando fundamentalmente satisfecha con el estatus socioeconómico en vigor.
5.      Con este punto de partida, la socialdemocracia se ubicó desde su nacimiento con cierta comodidad dentro del concepto de “izquierda” o de “centro-izquierda”, aunque este concepto no fuese el punto de partida básico de este movimiento. El objetivo era defender los intereses de los asalariados impulsando para ello los cambios sociales, económicos y políticos necesarios. En cuanto impulsores de estas dinámicas de cambio, los socialdemócratas se ubicaban de forma natural en el ámbito de la “izquierda”.
6.      Es evidente que estos conceptos de cambio socioeconómico o, al contrario, de resistencia al cambio, se pueden identificar también con facilidad en el momento actual.
7.      Sin embargo, los términos derecha e izquierda pueden ser interpretados conceptual o teóricamente o bien en base a la realidad de lo que socialmente –y, sobre todo, en los medios de comunicación- se entiende por los términos “derecha” e “izquierda”.
8.      El problema radica en que la interpretación mediática –y, por lo tanto, dominante- de estos dos términos conduce, en primer lugar, a dividir la sociedad y los electores entre dos grandes colectivos de izquierda y derecha. Una división mágica que, “casualmente”, tiende sistemáticamente a dividir a los grupos políticos y a los votantes a un 50 por ciento a cada lado del espectro político.
9.      Y aquí nos encontramos con el primer problema de fondo que plantea la interpretación “habitual” de los términos derecha e izquierda. Lo cierto es que, en este contexto social/mediático, el movimiento político que se adscribe a sí mismo como “izquierda” o “derecha” está, de hecho, renunciando al 50% de la sociedad y al 50% de los votantes.
10.  Esta renuncia podía tener un sentido cuando los trabajadores asalariados eran sólo una parte de los ciudadanos, no cuando, como consecuencia del proceso de progresiva asalarización, alcanzan al 85%/90% de la población activa, como sucede ahora en los territorios industriales.
11. En el fondo, esta interpretación/utilización de los conceptos de izquierda y derecha, no es más que un instrumento corporativo/mediático para mantener permanentemente divididos a los asalariados. Y, por lo tanto, una trampa mortal para la socialdemocracia.
12.  La socialdemocracia no puede caer en el error de aceptar como “adversarios” al 50% de la población, por supuestamente ser de derecha o de centro derecha. Eso supone ni más ni menos que hacer prácticamente imposibles sus propios objetivos de representar y defender los intereses de un segmento social que supone ahora ya el 90% de la población.
13. Si nos fijamos bien, los conceptos/estereotipos corporativos/mediáticos de derecha e izquierda son ridículos. Llevan a aceptar como “de izquierda” a toda persona o grupo que se define a sí mismo como tal. Y esto transforma estos conceptos en meros posicionamientos emocionales, centrados fundamentalmente en asentar esa división social al 50% buscada por las élites.
14.  En definitiva, parece claro que los conceptos de izquierda, derecha y centro existen y tienen sentido. Pero la socialdemocracia no debe caer en la trampa de sumergirse en la ridícula versión mediático/corporativa de estos conceptos.