El Futuro del Modelo de Desarrollo Vasco EL CANCER DEL ELECTORALISMO

El Futuro del Modelo de Desarrollo Vasco

EL CANCER DEL ELECTORALISMO

1.     En último término, las posiciones y estrategias de los partidos políticos condicionan de forma directa el marco en el que se mueven las instituciones, tanto desde la perspectiva de los gobiernos como de su respectiva oposición política.
2.     Esto es lo que hace especialmente preocupante la más que notoria deformación electoralista de las fuerzas políticas vascas durante los últimos años. Porque esta deformación está haciendo desaparecer de la política económica vasca la perspectiva estratégica y está distorsionando nuestro tradicional modelo de desarrollo hasta límites alarmantes.
3.     Que los partidos políticos tengan sensibilidad electoral es inevitable y es perfectamente lógico. Pero esta sensibilidad electoral debe ser siempre compatible con mantener su propia perspectiva ideológica sobre lo que es bueno y malo para la economía y la sociedad vasca más allá de las apuestas electorales. No estamos planteando, por supuesto, que la coherencia ideológica haga desaparecer la perspectiva o la sensibilidad electoral. La clave radica en la coexistencia de ambas en una proporción razonable.
4.     El problema es que, a un ritmo acelerado, los partidos políticos vascos se están convirtiendo en meras máquinas electorales. Esto supone postergar la perspectiva estratégica en las políticas económicas –tanto de gobierno como de oposición- y, a la vez, ponerse al servicio de los medios de comunicación.
5.     Someterse a los medios de comunicación de forma ciega es grave y perjudicial en cualquier contexto, pero mucho más lo es en el caso del País Vasco en el que, como es sabido, estos medios están controlados en un 80% por élites oligárquicas o por empresas ubicadas fuera del País Vasco. Esto genera distorsiones evidentes y continuas entre lo que los medios difunden y valoran y las necesidades objetivas de la economía vasca. Pero los partidos políticos tienden a aceptar que son los medios los que definen cuáles son los temas de actualidad económica y –de paso- cuáles son las perspectivas de izquierda, derecha o centro desde las que esos temas se abordan. Y que, por lo tanto, éstas y no otras son las variables a tener en cuenta ante los procesos electorales.
6.     El problema es que estos posicionamientos “ante las elecciones” se han convertido en estructurales y condicionan o determinan el conjunto de la dinámica de los partidos políticos dentro y fuera de los procesos electorales.
7.     El problema no tiene fácil solución porque, en buena parte, es una consecuencia de la creciente debilidad estructural de los propios partidos políticos. Con bases de afiliados y cuotas menguantes, tanto las campañas electorales como los cargos públicos y los propios cargos internos del partido dependen cada vez más exclusivamente de los resultados electorales (o de aportaciones empresariales). Para las direcciones de los partidos políticos, dejarse arrastrar por esa dinámica es tentador.
8.     En teoría, es la propia fuerza interna de los partidos políticos la que podría equilibrar esa deriva electoralista que está destruyendo nuestro modelo de desarrollo. Pero los datos objetivos no nos dejan ser demasiado optimistas al respecto.