“3. La razón de que los cambios estructurales, aparentemente
imprescindibles, del sistema financiero no se hayan producido es,
lamentablemente, muy clara: la actual estructura de los sistemas bancario y
monetario está diseñada para permitir una continuada posición de dominio económico
y político de las grandes entidades financieras y, desgraciadamente, estas
entidades son las que controlan el poder político en Occidente. Desde esta
perspectiva, por supuesto, lo sucedido es perfectamente “lógico”.