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“4. Los problemas del número de matrículas son consecuencia directa de la caída de la natalidad. En principio, la solución de este problema parece lógicamente ser la de cualquier sector con caída de la demanda: una reconversión sectorial. Dadas las características del sistema, lo lógico es que este proceso se asumiera de forma progresiva con ayudas significativas del Gobierno Vasco. Damos por supuesto que existirán actuaciones en marcha al respecto.
5. Por el contrario, los problemas relacionados con la presencia del euskera en la enseñanza no tienen su origen en la natalidad y sí, en cambio, en el peso porcentual de los niños de familias extranjeras”.
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“… Si cae la tasa de natalidad, no cae sólo el número de trabajadores asalariados. También cae, en proporciones similares, el de trabajadores autónomos y el de empresarios. Se producen nuevos equilibrios basados en proporciones similares entre unos y otros colectivos. La relación entre demanda de trabajadores de las empresas y oferta de trabajadores no cambia. Pueden incidir otros factores que generen mayor o menor oferta y demanda de trabajo, pero no la reducción de la tasa de natalidad de las generaciones anteriores. …
La desfachatez del diario El País cuando alude a la inmigración -600.000 inmigrantes extranjeros el último año- como “tabla de salvación” de una España envejecida … de la que se olvidan de señalar el pequeño detalle de que es una España “con un 14% de desempleados” habla por sí sola. Pero ya sabemos que convertir los disparates en la opinión dominante es más fácil de lo que parece. Basta con que todos los grandes medios los repitan”.
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“8. La inmigración masiva genera, en definitiva, un grave efecto de corrupción empresarial que no sólo consiste en la marginación de la inversión productiva y tecnológica y la apuesta por el dinero fácil a través de actividades de bajo valor añadido. Esta disposición de mano de obra extraordinariamente dócil permite a muchos empresarios no sólo fáciles beneficios a través de mano de obra barata. También facilita extraordinariamente los abusos a través del desbordamiento de la normativa laboral y permite multiplicar los trabajadores sin contrato, los contratos que, en la práctica, no se respetan, los incumplimientos de los convenios, etc. Esta dinámica corrompe masivamente y convierte de hecho en delincuentes a una parte sustancial del empresariado”.
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“9. La solución más directa para combatir el tabú migratorio parece clara: romperlo. Los ciudadanos deben hablar cada vez más sobre este tema, en su familia, con sus amistades, en su entorno laboral y social, o en redes sociales. Los agentes sociales y políticos deben empezar de forma inmediata a analizar y debatir estos retos. Tanto unos como otros deben dejar claro desde el principio algo que es evidente pero que los medios han premeditadamente confundido: que hablar sobre el fenómeno migratorio, cuestionarlo y exponer sus ventajas e inconvenientes no sólo es legítimo sino conveniente y necesario. Y que en ningún caso esto supone cuestionamiento de derechos humanos de ninguna clase.
10. Al contrario, ciudadanos, agentes sociales y políticos y medios de comunicación deben ser conscientes de que debatir cuanto antes sobre este tema con honestidad es una obligación de responsabilidad ciudadana y social”.
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“2. El nacionalismo o patriotismo es incomprensible sin el objetivo de defensa de la personalidad propia (cultural, lingüística, social, …) de los ciudadanos del territorio. Para eso se supone que nació el nacionalismo vasco y en ello ha basado su propia justificación –en sus diferentes corrientes de izquierda, derecha o centro- durante casi un siglo y medio.
3. Esto se ha acabado. Los números cantan. Con un 28% de nacidos de familias extranjeras –un 40% en Alava- y en proporciones crecientes, la sustitución poblacional está en marcha a un ritmo tan rápido que nos encontramos ante una desaparición fáctica del País Vasco en una o dos generaciones. Como ya hemos dicho, el que ello se produzca con la tolerancia y complicidad de las opciones nacionalistas sería ridículo … si no fuera tenebroso. Y, desde luego, ya nadie se cree los intentos de presentar como supuesta solidaridad lo que no es sino complicidad con el ansia de reducción salarial y de control social de la élite corporativa”.
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