"5. Toda esta
agresividad en el debate es particularmente sorprendente cuando, en último
término, ambas partes comparten, en un 99 por ciento, la descripción de los
hechos básicos:
a) Que el objetivo de
los movimientos migratorios es la reducción de los salarios
b) Que estos
movimientos son organizados “por los grandes empresarios” o “por el capital”.
6. Incluso se
comparte, de hecho, la importancia de introducir límites drásticos a la
inmigración. Como referencia, los más críticos con las restricciones a los
flujos migratorios llegan a defender que no hay que establecer restricciones
sino hacer desaparecer el lucro de los empresarios igualando sus salarios a los
de los trabajadores de Italia. Es ciertamente sorprendente, porque –siguiendo
su propia lógica- si tal cosa sucediera la inmigración desaparecería,
precisamente porque el interés de los empresarios en utilizar mano de obra
inmigrante dejaría de existir".


"Esta
falta de una capacidad propia de análisis ha generado errores históricos
graves. Podemos citar, por ejemplo, la falta de percepción de la importancia
estratégica de la “reserva laboral”, un concepto claramente analizado por
marxistas y socialdemócratas a todo lo largo del siglo XIX y comienzos del XX y
que, sorprendentemente, los socialdemócratas no fueron suficientemente ágiles
para aplicar a los acontecimientos claves que se han producido en Occidente durante
las últimas décadas. En particular, como veremos, este vacío conceptual llevó a
la socialdemocracia a no percibir lo que realmente estaba sucediendo con el
proceso de incorporación masiva de la mujer al mercado de trabajo y, más
adelante, con los procesos de inmigración masiva desde territorios en vías de
desarrollo. Ambos procesos tuvieron como factor impulsor clave la obsesión de
las élites empresariales por disponer de mano de obra barata con el fin de
reducir los salarios y aumentar los beneficios. Como ya hemos expuesto, si la incorporación
de la mujer al trabajo asalariado hubiera tenido como objetivo la emancipación
de la mujer, este proceso se hubiera producido en base al reparto del trabajo –asalariado
y doméstico- entre marido y mujer, reduciendo drásticamente el tiempo de
trabajo. Sin embargo, el trabajo no se repartió sino que “se aumentó” en 40
horas semanales por unidad familiar, precisamente porque el objetivo real era
disponer de mano de obra barata y no emancipar a la mujer. El que esto se
hiciera así tuvo como consecuencia que, durante generaciones, cientos de
millones de mujeres han trabajado en una situación “esclavista” 80, 90 ó 100
horas semanales y, por otro lado, se hundió lógicamente la tasa de natalidad a
niveles insostenibles. Otros aspectos menos rotundos que la reserva laboral
pueden ser, por ejemplo, la dificultad de situarse en el nuevo contexto geopolítico
de los últimos años o el excesivamente lento proceso de puesta en cuestión de
las bases económicas del (neo)liberalismo, a partir de la crisis estructural
del mismo que se produjo con el estallido financiero de 2007".

"... desde la década de los 70, los bancos centrales occidentales se han convertido en una gigantesca maquinaria destinada –a través del abuso en la emisión de moneda- a dos objetivos básicos:
a) Transferir inmensos recursos desde la economía real al sector financiero
b) Mantener artificialmente viva la demanda, ante una economía permanentemente aletargada, a través de un constante sobre-endeudamiento.
.....
En el fondo, nos encontramos ante un problema de democracia. Necesitamos una democracia lo suficientemente avanzada como para asegurar que la política monetaria se gestiona en función del interés general y no en función de los intereses de la élite financiera y corporativa. En ausencia de esta garantía, el patrón-oro es un recurso de cobertura que, lamentablemente, resulta claramente preferible a la situación actual"
"El papel de la socialdemocracia, en coherencia con su responsabilidad de defender los intereses de los asalariados y de los ciudadanos en su conjunto, es el de exponer con total objetividad el impacto negativo de los movimientos migratorios sobre los salarios y las condiciones laborales, explicando que todo ello responde al objetivo empresarial de disponer de mano de obra barata abundante, a la vez que se combaten las interpretaciones que intentan descargar la responsabilidad de todo ello sobre los trabajadores migrantes, cuyos derechos humanos y sociales deben ser estrictamente respetados"
"La socialdemocracia debe combatir las estrategias de acoso de los inmigrantes mediante el cuestionamiento de sus derechos humanos o sociales básicos y, a la vez, debe neutralizar el afán de lucro de los empresarios a través de cargas sociales o impositivas"
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